Los ajolotes son unos de los animales más distintivos de la República Mexicana, tan es así, que inclusive se puede visualizar en la moneda nacional. Cabe resaltar, que esta especie de salamandra es un anfibio endémico del centro de México, principalmente de estados de Puebla, Hidalgo, Querétaro y Guanajuato.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) en México se distribuyen 18 de las 30 especies del género Ambystoma, los cuales se conocen, desde el sur de Canadá y Alaska hasta el Eje Neovolcánico Transversal en la República Mexicana.
Por otra parte, una de las grandes curiosidades que embarga a los ajolotes es el fenómeno neotenia, un factor que no le permite a estos anfibios superar su fase larvaria, motivo por el cual, aún de adultos parecen bebés de gran tamaño.
Asimismo, el fenómeno neotenia que se hace presente en uno de los animales mexicanos en peligro de extinción, también provoca en los ajolotes una minoría en enfermedades y envejecimiento. Inclusive pueden regenerar sus extremidades, cola u otros órganos a lo largo de sus 21 años de vida.
Ante lo ya mencionado, y por el peligro de extinción de los ajolotes, estos son criados en cautividad para realizar investigaciones respecto a su capacidad para ir en contra del envejecimiento, un acto natural en el ser humano, y que a costa de todos, muchas veces se quiere prevenir.
Esta especie de salamandra, todavía envuelve misterios, y un estudio reciente ha revelado nueves curiosidades respecto a los ajolotes.
¿Qué dice el estudio más reciente sobre los ajolotes?
De cuerdo con un estudio, el cuerpo de los ajolotes es capaz de detener el reloj epigenético, cuando solo tienen cuatro años. Dicho mecanismo clave del envejecimiento, calcula la edad de un animal en función de cómo los hechos vitales, tales como el estrés o la dieta, activan y desactivan sus genes.
La información de este estudio puede ser la llave para descubrir terapias antienvejecimiento para el ser humano. Pero no solo, eso entender cómo se rige la genética del ajolote puede ser ideal para la creación de medicamentos para la regeneración de células, músculos, y hasta extremidades.
¿Los ajolotes dejan de envejecer?
Eteve Horvath, participante del estudio y genetista de Altos Labs (California), es un experto en uno de los procesos clave de la epigenética: la metilación del ADN, que se produce cuando el organismo añade y extermina sustancias químicas del mismo. Un proceso que activa y desactiva los genes.
En 2013, el experto inició un proyecto para descubrir por qué los ajolotes son tan deferentes al ser humano. Para ello, se asocio con la coautora Maximina Yun, bióloga de la Universidad Tecnológica de Dresde (Alemania), quien lleva estudiando salamandras.
Ambos especialistas crearon el primer reloj epigenético del ajolote en el laboratorio de Yun en Dresde. Para esto, se analizaron 180 ajolotes desde las cuatro semanas hasta los 21 años de edad. En el proceso, solo se pudo crear un reloj fiable durante los primero cuatro años de vida del animal.
Después de esa fecha, los marcadores químicos no sufrieron cambios, al parecer, como si estuvieran en un estado de desarrollo detenido. “Para mí es fascinante que, según los cambios epigenéticos, los ajolotes parezcan dejar de envejecer a los cuatro años", indicó Horvath.
El reloj que se creó, también reveló que los ajolotes y las personas envejecen de forma similar, sin embargo los anfibios puede detener este proceso. No obstante, otro estudio reveló que las extremidades regeneradas de este tipo de salamandras son considerablemente más jóvenes que la del resto del animal.
Además, los ajolotes regeneran el tejido perdido durante toda su vida. Por lo tanto, para la cicatrización de heridas, la regeneración de extremidades y las amputaciones, es necesario que los científicos entiendan cómo lo hacen dichos anfibios.