La vida de la humanidad previo y post a la pandemia del Covid19 jamás volver a ser la misma y así nos lo dejó claro Alejandro Hernández un experto tatuador en punto fino quien descubrió su pasión después de ser despedido de su trabajo.
Bajo sus palabras, Aleps (como lo conocen sus amigos) tuvo un giro de 180 grados, pues paso de ser un oficinista y terminar su carrera en el Tec de Monterrey a decidir iniciar una aventura y arriesgarse a algo que posiblemente jamás pensó que podía hacer.
“Todo inició por curiosidad y fue como por 2019 cuando mi hermana me invitó a tatuarme con una amiga y en plena sesión le dije a la tatuadora que si me podía hacer un punto en la pierna, me dijo que “sí, es tu cuerpo” y ahí fue cuando me di cuenta que es más complicado de lo que pensaba”, relató.

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Al saber y entender que algo había despertado en él, de inmediato “busqué un curso, me metí y empecé a tatuar por hobby y eso fue antes de la pandemia y cuando explotó todo fue en la pandemia. Me corrieron de mi trabajo y ahí empecé con mi proyecto, pues estudié creación de empresas y dije “de aquí soy” y ahí fue cuando invité a una chava de Guadalajara para prestarle mi espacio y ella me enseñó a tatuar y me aventé como si no hubiera un mañana”.

El Covid19 cambió su vida por completo
Alex sabía que conseguir un empleo en la pandemia iba a ser complicado y aunque su familia lo apoyaba en lo que él decidiera, no fue fácil pues así como él, muchas personas no pasaron por gratos momentos durante prácticamente los dos años que duró el Covid19.
“En la pandemia que fue cuando me corrieron y sí me dio un poco de depresión y no sabía qué hacer y fue el momento como explorar a la chava que estaba buscando un espacio para tatuar en la CDMX, pues fue como un ganar ganar”, añadió.
A pregunta abierta sobre si se puede vivir de tatuar, Aleps reconoció que “sí se puede vivir de esto y que algo que a él le apasiona es conocer gente y conocer sus historias”.
Sin duda, hablar de la pandemia por Coronavirus, para muchas personas es algo complicado y muchas de ellas han querido dejar huella tanto en su cuerpo como en su historia y, por mismo, se acercaban a él, ya que el marcar su piel era algo que deseaban y querían.
“Muchas personas nos dimos cuenta que nos vino a mover tanto física como mental y espiritualmente y el tatuaje fue y sigue siendo una herramienta para la gente que quiere dejar una huella, un recordatorio que todo esta bien. Recuerdo que tuve una clienta de 78 años y me llenó mucho, pues al finalizar pidió darme un abrazo y se puso a llorar y pues yo también y fue algo muy lindo, más que espiritual y siento que estoy llenando mi misión de vida, pues se que salen apapachados y que se ponen un lindo recuerdo”.

Un inicio complicado, pero un gran aprendizaje
Por otra parte, reconoció que al iniciar es un volado, pues no siempre van a salir bien las cosas y así le pasó con una clienta, pero lo pudo resolver y salir adelante, lo que sí le solicita a la gente es que se den cuenta que no es algo pasajero y que lo tendrán en la vida para siempre.
“Tengo muchos clientes que no piensan que es para siempre y que sólo sienten que es el momento o una necesidad y yo intento hacerles entender que esto es para siempre y es un lujo de vida tener algo marcado y que se vea bien y en cada tatuaje la presión es absoluta.
Por último, destacó que no es fácil quererse quitar un tatuaje y que aunque sí hay expertos para hacerlo la gente debe de entender que es algo que debe durar toda la vida y que el con su punto fino, sabe que como artista debe de dejar su huella y su marca, ya que es algo que lo distingue y hace diferente a los demás.
“Los más reconocidos es el tradicional, los realistas, microrealistas y muchos que son como a color. Veamos lo más en perspectiva, pues hay muchos pintores en este mundo y deciden usar sus brochas y los diferentes colores y eso es lo que pasa, pues cada artista le va dando su identidad y de eso se trata, que nuestra firma se pueda ver ante los ojos de la sociedad”, concluyó.
