Disfrutar de la naturaleza y ver en ella a una “amante” a la que hay que defender y cuidar, en lugar de una “madre”, es el principio de quienes ahora están practicando lo que llaman ecosexualidad.
Annie Sprinkle y Beth Stephens son pareja, y son las creadoras del movimiento, que aunque no es muy conocido globalmente, ha ido tomando fuerza; las dos se casaron con la Tierra en 2008, en una “boda verde”, y defienden que la ecosexualidad consiste en estar en comunión con la naturaleza y cuidarla.
Incluso existe un Manifiesto de la ecosexualidad, que contiene puntos como: “Acariciamos rocas, gozamos con cascadas, y a menudo admiramos las curvas de la tierra. Hacemos el amor con la tierra a través de nuestros sentidos. Celebramos nuestro punto E”.
¿Qué es la ecosexualidad y qué hacen quienes la practican?
Algo que practican las personas “ecosexuales” es, como relata PlayGround, apagar las luces en momentos de intimidad en sus vidas diarias, y tomar duchas entre dos personas para cuidar los recursos.
¿Era necesario el término? Eso puede quedar a decisión de cada persona, pero su existencia es un hecho, y la pareja mencionada ya se ha casado también con el cielo, la luna, la nieve y el sol, entre otros.
El movimiento sigue sumando integrantes, y se ha dicho que es más bien artístico y de activismo. “Reciclar materiales para hacer regalos amorosos” es otra de las recomendaciones que hacen quienes lo practican. Incluso Greenpeace, como relata El Mundo, ha propuesto “hacer el amor al planeta” con una Guía Eco-Sexual que menciona los puntos anteriores.
AHM