Hay quienes dicen que los perros y los gatos no se llevan bien, sin embargo éste par ha demostrado ser inseparable, pues el perrito es ciego y su amigo gatuno es su guía, le ayuda a través de sonidos.
Robin Wagner, de 28 años, adoptó a Blaze, una mezcla de pastor alemán, en 2019. Durante su primer chequeo, los veterinarios dijeron que el lomito estaba ciego de un ojo y que eventualmente se quedaría ciego del otro con el tiempo.
Un año después de ser adoptado, durante octubre de 2020, Blaze se quedó completamente ciego, y en diciembre le extirparon el ojo derecho. "La ceguera de Blaze provocó una gran regresión en su ansiedad social. Se volvió muy ansioso y reactivo", dijo Wagner.
El perro se volvió buen amigo del gato Satín, aunque su discapacidad provocaba que en ocaciones pisara al minino sin querer. "Satín disfruta frotándose contra sus largas piernas, como lo hace un gato contra una mesa o una silla. Sin embargo, una vez que Blaze perdió la visión por completo, la pisaba mucho", comentó Robin.
"Tanto al gato como al perro les gusta pasar el rato en nuestra cama con nosotros. Cuando Blaze saltaba, Satín salía corriendo de la habitación antes de que él la pisoteara", agregó.
"Pero con el tiempo, notamos que Satín permanecía en su lugar y le daba a Blaze un maullido fuerte y agradable. Él se detenía y caminaba alrededor de ella". El pequeño gato negro siguió usando esta táctica en el resto de la casa.
Wagner también menciona que esto ha unido más a los dos animalitos: "Aunque no es la gata más cariñosa con nosotros, sin duda le dice a Blaze que lo ama, y es lo más hermoso de ver".
Al parecer, tener a Satín a su lado en un momento tan difícil fue importante para Blaze, pues según la dueña, esto le ayuda a sentirse menos aislado.
