Una mujer de 44 años llamada Chantee Mark pidió permiso en su trabajo para ausentarse durante la pandemia y hacer home office, pues ella sabía que era parte de la población vulnerable por el COVID-19, sin embargo, la solicitud fue rechazada y semanas después falleció a causa del virus.
Chantee Mack trabajaba en el sector de la salud pública en Estados Unidos y pidió dos veces permiso para trabajar desde su casa, pero le dijeron que ella era indispensable, así que le negaron la solicitud en ambas ocasiones.
La mujer era especialista en el manejo de las relaciones con los pacientes. Una de sus tareas era informar a la gente acerca de los resultados de exámenes para detectar infecciones como VIH, gonorrea y sífilis. Si bien no lidiaba con el COVID-19, pero fue una de un centenar de empelados considerados indispensables.
A mediados de marzo, el personal recibió un mail que decía que los empleados debían ser evaluados para decidir si podían trabajar desde sus casas. Mack solicitó hacerlo.
Su pedido tenía el aval de sus jefes inmediatos, pero fue rechazado por la gerencia, según documentos del sindicato.
Solo podrían trabajar desde casa las personas mayores de 65 años, quienes tuviesen sistemas inmunológicos “alterados” o hijos pequeños.
Chantee Mack era obesa, lo que constituye un factor de riesgo de contagio del COVID-19, pero de todos modos, y a pesar de la intervención del delegado sindical Anthony Smith, sus solicitudes fueron denegadas.
En el Departamento de Salud del condado Prince George de los suburbios de Maryland, en las afueras de Washington se presentó un brote entre los empleados.
El virus infectó a al menos 20 empleados del departamento, varios de los cuales habían asistido a una reunión el 19 de marzo en la que se sentaron a corta distancia, según dirigentes sindicales.
La mujer asistió a esta reunión y para principios de abril comenzó a sentir síntomas de COVID-19.
Fue una de cuatro empleados que según el sindicato fueron hospitalizados. Estuvo cuatro semanas con un respirador. Hubo que hacerle transfusiones de sangre. Le dejaron de funcionar los riñones y tuvo una hemorragia cerebral. Falleció el 11 de mayo.
Chantee Mack había quería cumplir un viejo sueño: seguir los pasos de su finada madre y hacerse enfermera, sin embargo, no superó el COVID-19.
Con información de AP
KR