Petrit Halilaj comparte vivencias como refugiado

El arte de Petrit Halilaj está vinculado a su pasado en Kosovo, el lugar de origen que abandonó tras la guerra para refugiarse y sobrevivir. El creador, a partir de esa experiencia personal, en sus obras desafía las nociones de nacionalidad, lugar y pertenencia, además de expresar lo que significa haber nacido en un sitio que hoy no es reconocido como Estado independiente por diversas naciones, entre éstas México, y lo que eso ha significado hasta para las actividades más cotidianas, viajar, porque sólo es posible hacerlo si es como ciudadano italiano, país que junto con Alemania lo han acogido.

“Nos vemos afectados como individuos, como ciudadanos, como personas, por la geografía, los conflictos diplomáticos geopolíticos o las regulaciones. Sólo tenemos que trabajar y no rendirnos”, comentó ayer durante un recorrido por la exposición Petrit Halilaj: RUNIK, que se inauguró ayer en el Museo Tamayo, espacio donde instaló todo ese universo de aves, flores, búhos, tortugas y animales imaginarios, a través de los cuales encontró su “salvación”, pues la manera de enfrentar lo que vivió en su infancia ha sido el arte.

La exposición inicia con una instalación de madera en la primera sala del recinto, obra que representa la casa que habitaría su familia en Runik, hogar que quedó destruido por los bombardeos de la guerra de Kosovo. Esta vivienda “imaginaria” o “simbólica” la construyó con su familia, contó el artista, quien previo al recorrido hizo un performance en el que se vistió de ave y recorrió parte del museo.

A partir de la pérdida del hogar en el más amplio sentido de lo que eso significa para un refugiado, compartió que se ha preguntado ¿cuál es la casa?, ¿qué es la familia?, ¿qué son las tradiciones y cómo las transformas?, porque si algo buscaban él y su mamá tras verse obligados a huir era la libertad, él en su identidad queer y ella liberada del patriarcado.

En la segunda sala, la muestra incluye obras que se derivan de las indagaciones que hizo en el Museo de Historia Natural en Pristina, que fue convertido en un museo etnográfico. Hay figuras que evocan a animales disecados.

La exhibición, bajo la curaduría de José Esparza Chong Cuy y que estará abierta hasta el 7 de abril del 2024, finaliza en el patio del Museo Tamayo, donde en el centro se aprecian unas patas de ave monumentales en color dorado, flores, aves y algunas reproducciones de los dibujos que hizo cuando tuvo que huir a los 13 años de su casa y estuvo en un refugio.

“Siento que el arte salvó mi vida de alguna manera desde que estuve en un campo de refugiados dibujando”, finalizó.

Petrit Halilaj: RUNIK