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Acusan a extremistas de “intento de homicidio”

1 de Mayo: en Francia escala la frontalidad

En protesta en el Día del Trabajo salen a marchar 2.3 millones; violencia deja 108 policías heridos; hay uno grave; en choque con manifestantes que rechazan reforma de pensiones de Macron usan gas lacrimógeno y chorros de agua para contenerlos; acusan a opositores de intentar matar a agentes

1 de Mayo: en Francia escala la frontalidad.Foto: Reuters
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Miles de franceses retomaron las marchas contra la reforma de pensiones y el presidente Emmanuel Macron al reivindicar los derechos laborales por el Día del Trabajo; sin embargo, la violencia se apoderó de éstas en París, Burdeos, Niza, Lyon, Marsella y otras ciudades.

A más de dos semanas de que el líder promulgara la ley que retrasa dos años el retiro, los disidentes mostraron músculo con hasta 2.3 millones de trabajadores en las calles ante el reciente revés al sector, mientras miles más se concentraron en otras regiones de Europa y a nivel internacional por el Día del Trabajo para exigir mayor respaldo, como aumentos salariales en medio de la recuperación económica por la pandemia de Covid-19.

Pero el gobierno minimizó esas cifras al precisar que sólo marcharon 780 mil, apenas la tercera parte del dato de los sindicatos, pero que registran un alza tras las restricciones. Los dos años previos apenas superaron los 100 mil, mientras que en el 2020, cuando se declaró la emergencia sanitaria, no hubo convocatoria.

Pero la participación no fue el foco, pues nuevamente la violencia y choques acapararon los reflectores.

La Policía reportó una escalada, hecho que ya anticipaba Francia al enviar a 12 mil gendarmes a vigilar las 300 concentraciones previstas, pero no evitó las agresiones, quema de basura e inmobiliario, saqueos y daños a negocios y viviendas en decenas de regiones.

Para disuadir a los casi dos mil radicales, según el Ministerio del Interior, fuerzas del orden recurrieron a gases lacrimógenos y tanques de agua para contener a los disidentes, pero la respuesta sólo enfureció a los vándalos vestidos de negro, ligados a grupos de extrema izquierda, quienes escalaron la confrontación al apedrear a los uniformados y lanzarles proyectiles incendiarios.

Fuerzas del orden capturan a uno de los violentos en las protestas del 1 de mayo.Foto: Reuters

Esta violencia dejó un saldo de 108 agentes heridos, uno de ellos grave por quemaduras tras ser alcanzado por una bomba molotov, según el relato del ministro del Interior, Gerald Darmanin, quien condenó los actos incendiarios tras la quema de patrullas, hecho registrado por drones, utilizados por primera vez en este tipo de movilizaciones.

Asimismo, relataron que los oficiales resistieron, pese a la frontalidad, principalmente en la capital, donde contabilizaron uno de cada cuatro policías lesionados, tras incendios y destrozos en paradas de autobús.

Su estrategia no logró la disuasión, pero sí el arresto de 300 “matones”, como el gobierno define a los vándalos que recurren a más violencia en su intento por revertir la reforma que elevó a 64 años la edad para jubilarse.

En torno a la violencia, la oposición denunció esta escalada y respaldó la actuación de los gendarmes al exigir la disolución de grupos izquierdistas.

La opositora ultraderechista, Marine Le Pen, acusó que la confrontación es cada vez peor. “Ya no estamos ante la violencia, sino ante intentos de asesinato contra la Policía”, señaló la exaspirante a la presidencia a través de su cuenta de Twitter al exponer a los extremistas.

Un presunto radical lanza un artefacto contra uniformados en París, ayer.Foto: AP

Sus declaraciones parecieron apoyar la postura del gobierno de que hay infiltrados, a quienes no les basta con los destrozos, pues tratan de causar daño. Por ello, la rival de Macron demandó al éste llevar a los culpables a tribunales.

A esa postura se sumaron aliados de Macron, como el ministro del Interior, Darmanin, quien cuestionó la confrontación y adelantó que investigan actos de “intento de homicidio doloso”, pues el número de heridos fue inusual.

Por separado, la primera ministra, Elisabeth Borne, tachó de “inaceptable” la respuesta, que interrumpió el transporte público y operaciones en aeropuertos.

De esta manera, la reivindicación de los derechos laborales se desvirtuó al poner en riesgo a la población.

Y, aunque los críticos no han obtenido resultados, sí fomentan castigos públicos contra Macron, quien perdió popularidad y fue víctima de abucheos y ataques con huevos tras firmar el proyecto que aprobó en solitario, pues no alcanzaría la mayoría en la Asamblea Nacional, lo que anticipa el reto en futuras reformas.

Al respecto, disidentes admitieron que perdieron la batalla y ayer optaron por lanzar consignas en favor de mejores salarios y condiciones laborales dignas, actos que se repitieron en otras naciones europeas, con protestas multitudinarias.