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Arturo Damm Arnal

Adam Smith (3/5)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

¿Qué papel juega el gobierno en el sistema natural de perfecta libertad y justicia?

En tal sistema, escribe Smith, “el soberano queda absolutamente exento de un deber tal que al intentar cumplirlo se expondría a innumerables confusiones, y para cuyo correcto cumplimiento ninguna sabiduría o conocimiento humano podrá jamás ser suficiente: el deber de vigilar la actividad de los individuos y dirigirla hacia las labores que más conviene a la sociedad. Según el sistema de la libertad natural, el soberano sólo tiene tres deberes que cumplir, tres deberes de sobresaliente importancia, pero que están al alcance y comprensión de una inteligencia corriente. Primero, el deber de proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes. Segundo, el deber de proteger, en cuanto sea posible, a cada miembro de la sociedad frente a la injusticia y opresión de cualquier otro miembro de la misma, o el deber de establecer una exacta administración de justicia. Y tercero, el deber de edificar y mantener ciertas obras públicas y ciertas instituciones públicas que jamás serán del interés de ningún individuo o pequeño número de individuos el edificar y mantener, puesto que el beneficio nunca podría reponer el coste que representaría para una persona o un reducido número de personas, aunque frecuentemente lo repone con creces para una gran sociedad”. (p. 660).

Lo que Smith dice es que el gobierno no debe planear, conducir, coordinar y orientar las actividades económicas de las personas, lo cual violaría la libertad individual para producir, ofrecer y vender, para demandar, comprar y consumir, y también el derecho a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender, y sobre los ingresos necesarios para poder demandar, comprar y consumir, ya que el derecho de propiedad privada es el derecho a la libertad individual para usar, disfrutar y disponer de lo que es de uno, como a uno más le convenga, con una sola condición, que al hacerlo no se violen derechos de los demás, que no se actué injustamente, por lo que, en la medida en que limitas el ejercicio de la libertad individual limitas el uso de la propiedad privada.

Recordemos que en el párrafo tercero del artículo 25 constitucional se dice que “el Estado planeará, conducirá, coordinará y orientará la actividad económica nacional”, lo cual quiere decir que el gobierno planeará, conducirá, coordinará y orientará las actividades económicas de los agentes económicos, desde la producción hasta el consumo, deber del gobierno que, al intentar cumplirlo se expondría a innumerables confusiones, y para cuyo correcto cumplimiento ninguna sabiduría o conocimiento humano podrá jamás ser suficiente: el deber de vigilar la actividad de los individuos y dirigirla hacia las labores que más conviene a la sociedad, desde la perspectiva de quien planea, conduce, coordina y orienta la actividad económica nacional, es decir, desde la producción hasta el consumo de los agentes económicos individualmente considerados.

Lejos estamos de tener en México el sistema natural de perfecta libertad y justicia, que corresponde al Estado de Derecho, por lo que más cerca estamos de tener Estado de chueco, el sistema artificial de perfecta opresión e injusticia.

Continuará.