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Arturo Damm Arnal

Banxico y el crecimiento (1/2)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

AMLO ha dicho, en más de una ocasión, que le gustaría que el Banco de México, además de procurar la estabilidad del poder adquisitivo del peso (lo cual para la autoridad monetaria significa mantener una inflación del tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error), ayudara al crecimiento de la economía, para lo cual, antes que otra cosa, tendría que modificarse el párrafo sexto del artículo 28 de la Constitución para que, en vez de decir que el Estado tendrá un banco central, “cuyo objetivo prioritario será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional”, diga que el Estado contará con un banco central “cuyos objetivos serán procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional e incentivar el crecimiento de la economía”.

Habría que imponerle al Banco de México el mandato dual: mantener la inflación en tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, y mantener un crecimiento del X por ciento, más menos X puntos porcentuales de margen de error (o algo parecido).

¿Puede un banco central, cuya tarea principal es proveer de dinero a la economía, y cuya herramienta de política monetaria es la tasa de interés de referencia (la TII), incentivar el crecimiento de la economía? De manera directa, no. De manera indirecta depende de la capacidad productora ociosa que tenga la economía para que funcione la receta keynesiana.

El crecimiento de la economía (¿cuántas veces lo he explicado en estos Pesos y Contrapesos?), se mide por la producción de bienes y servicios, que depende de las inversiones directas, que dependen de la confianza de los empresarios, que depende, entre otros elementos, del Estado de Derecho, que es el reconocimiento pleno, la definición puntual y la garantía jurídica de los derechos de los agentes económicos a la libertad individual (en el caso de los empresarios a producir, ofrecer y vender), y a la propiedad privada (en el caso de los empresarios de los medios de producción), Estado de Derecho que, entre otros componentes, determina la competitividad de un país, su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, de las que depende la producción de bienes y servicios, variable con la que se mide el crecimiento. ¿Qué tiene que ver el banco central, la política monetaria, la provisión de dinero, con todo ello? ¿Algo de ello puede incentivar el crecimiento de la economía, que se mide por la producción de bienes y servicios, que depende de las inversiones directas, de la confianza de los empresarios, del Estado de Derecho, de la competitividad del país? Directamente no. Indirectamente depende de la capacidad ociosa que tenga la economía para responder, con más oferta (producción o importaciones), al aumento en la demanda.

Continuará.