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Arturo Damm Arnal

Itinerario del progreso económico (9/10)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El progreso económico es la capacidad para producir más y mejores bienes y servicios para un mayor número de gente. ¿De qué depende? De las inversiones directas, tema que toqué en el anterior Pesos y Contrapesos. ¿De quién depende? De los empresarios, quienes invierten directamente.

Las inversiones directas producen bienes y servicios, con los que satisfacemos nuestras necesidades; crean empleos, puesto que para producir alguien tiene que trabajar; generan ingresos, puesto que a quien trabaja se le paga, empleos e ingresos de los que depende el bienestar de las personas, que está en función de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponen para satisfacer sus necesidades, satisfactores que hay que comprar, para lo cual se requiere de ingreso, para lo cual se requiere de empleo. Todo esto depende de las inversiones directas. Por eso su importancia.

Cuánto invierten directamente los empresarios en un país, depende de la competitividad del mismo, de su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, competitividad que abarca variables que van, desde la infraestructura de comunicaciones y transportes, hasta el cobro de impuestos, sin olvidar una muy importante: la seguridad jurídica, relacionada con el reconocimiento pleno, la definición puntual y la garantía jurídica de los derechos de los empresarios a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, y a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder hacerlo, todo lo cual es parte del Estado de derecho, que en México no pasa de ser Estado de chueco. Según el Índice de Competitividad Internacional, del Imco, en 2021 México ocupa, entre 43 naciones, el lugar 37 (en 2018, antes del inicio de la 4T, ocupó el 31).

Más allá de que son quienes realizan las inversiones directas, lo importante de los empresarios es que, los que verdaderamente lo son, inventan mejores satisfactores, capaces de satisfacer de mejor manera las necesidades de los consumidores, poniendo en marcha lo que Schumpeter llamó el proceso de destrucción creativa, por el cual lo bueno sustituye a lo malo, lo mejor sustituye a lo bueno, y lo excelente sustituye a lo mejor, en un proceso de mejora que, hasta el momento, ha sido continuo, todo lo cual lo hacen motivados, como debe ser, por el afán de lucro, ganancia que consiguen si satisfacen de manera correcta, en términos de precio, calidad y servicio, las necesidades de los consumidores.

La invención de mejores satisfactores tiene que ver con la dimensión cualitativa del progreso económico, con la capacidad para producir y ofrecer mejores satisfactores, capaces de satisfacer de mejor manera las necesidades, mejorando el bienestar.

Empresarios, empresarialidad y afán de lucro, elementos del progreso económico.