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La tarea del economista

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

En economía hay dos tipos de predicción: hacia el futuro, siendo proyecciones (predecir lo que creemos que sucederá), y hacia el pasado, siendo estimaciones (predecir lo que creemos que sucedió). Al hacer y consultar predicciones hay que tener presente que somos economistas, no adivinos, y que la probabilidad de errar es grande.

En un anterior Pesos y Contrapesos utilicé el Indicador Oportuno de la Actividad Económica, IOAE, que presenta estimaciones, para conocer lo que pudo haber pasado, en materia de crecimiento, medido por el comportamiento de la producción de bienes y servicios, en mayo y junio.

En términos anuales, comparando cada mes con el mismo mes del año anterior, en mayo la economía pudo haber crecido, según el IOAE, 1.2% y 0.9% en junio. Ya tenemos el Indicador Global de la Actividad Económica, IGAE, con los datos observados para mayo, y resulta que la economía creció 1.6%, 0.4 puntos porcentuales más que lo estimado, el 33.33%, porcentaje que podemos considerar el margen de error de esa estimación. ¿Poco o mucho? Usted dirá.

En términos mensuales, comparando cada mes con el mes anterior, en mayo la economía pudo haber crecido, de acuerdo al IOAE, 0.5% y 0.0% en junio. Según el IGAE, en mayo, la economía creció 0.7%, 0.2 puntos porcentuales más que lo estimado, el 40.00%, porcentaje que también podemos considerar el margen de error de la estimación. ¿Mucho o poco? Usted decida.

La gran mayoría de las preguntas que nos hacen a los economistas tienen que ver con el futuro: ¿cuánto crecerá la economía?, ¿cómo se comportará la inflación?, ¿qué pasará con el tipo de cambio peso – dólar?, ¿bajarán o subirán las tasas de interés?, etc. La única respuesta honesta que puedo dar es “No sé”. Entonces, si no soy capaz de predecir el futuro, ¿qué puedo hacer como economista? Dos cosas, la segunda más importante que la primera.

En primer lugar puedo explicar, utilizando para ello la lógica económica y los principios de la praxeología (véase La Acción Humana, Tratado de Economía, de Ludwig von Mises), por qué la situación económica presente es la que es (por ejemplo: el menor crecimiento de la economía se debe a un menor crecimiento de las inversiones directas, que a su vez se debe a una menor confianza de los empresarios para invertir directamente, que a su vez se debe a los excesos y defectos de la 4T).

En segundo lugar, más importante que lo anterior, puedo señalar qué debe hacerse para lograr mejores resultados, teniendo en cuenta que el fin de la economía es el bienestar de las personas, que pasa por la creación de empleos y la generación de ingresos, que dependen de las inversiones directas, que dependen de la confianza de los empresarios para invertir directamente, que debe depender del Estado de Derecho (garantizar los mismos derechos para todos los empresarios), no del capitalismo de compadres (concesión de privilegios para algunos empresarios, los integrantes de la cúpula del poder).

La tarea esencial del economista es enseñar (y ello implica exponer y explicar), qué tipo de marco institucional (desde usos y costumbres hasta normas jurídicas), es el adecuado para lograr el mayor bienestar posible, para el mayor número posible de gente, bienestar que debe ser el resultado de la generación personal de ingreso, no de la redistribución gubernamental del mismo.