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Contrapesos inesperados

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Finalmente se realiza la elección más grande de la historia de México con un resultado sorpresivo para prácticamente toda la sociedad. El aplastante triunfo del oficialismo sobre la oposición, manifiesto en la enorme diferencia en los sufragios emitidos en favor de Claudia Sheinbaum respecto a su principal opositora, y en el hecho —que está por confirmarse— que el oficialismo prácticamente logró la mayoría calificada en el Congreso, dan como resultado un contexto político donde la concentración del poder es prácticamente total para el grupo gobernante.

Si bien se anticipaba por la mayoría de los analistas económicos el triunfo de la candidata morenista, al mismo tiempo se le asignaba una muy baja probabilidad al hecho de que el oficialismo alcanzara la votación suficiente para obtener el control del Congreso. No obstante, ahora está en posibilidad de realizar cambios constitucionales, concretamente, llevar a cabo el llamado Plan C del actual presidente.

Bajo el nuevo mapa político desaparecen los contrapesos de la oposición (PRI, PAN y PRD), e incluso del Poder Judicial, que impidieron a principios del año la aprobación de 18 reformas constitucionales de gran calado que pretendía el Ejecutivo.

Si bien parece que ahora hay un camino plano para la aprobación de estas reformas en septiembre, surgió de manera súbita y contundente un actor relevante como contrapeso a la nueva hegemonía política, y me refiero al Mercado. En efecto, poco después de conocerse los resultados electorales, el lunes los inversionistas reaccionaron de manera negativa impulsando una pérdida de más de 6% en la Bolsa Mexicana de Valores y, en paralelo, el tipo de cambio sufrió una importante depreciación que en su pico alcanzó una cotización intradía arriba de los 18 pesos por dólar desde los 17 pesos con los que cerró el viernes previo.

Así, la jornada del lunes cerró con un saldo negativo derivado de la preocupación de los mercados por el nuevo contexto político, que repito, no estaba en el radar de los inversionistas. Frente a ello, la respuesta de la Secretaría de Hacienda a través de su titular fue inmediata y eficiente, confirmó la solicitud de Claudia Sheinbaum de que se mantendría en su puesto por un tiempo indefinido, al mismo tiempo que manifestó a los inversionistas que la estabilidad macroeconómica, la prudencia fiscal y la viabilidad de los objetivos fiscales seguirán siendo una prioridad.

Asimismo, enfatizó que trabajará por “la reducción del endeudamiento generado cada año de cara a 2025, hasta niveles compatibles con un rango de deuda/PIB sostenible en el mediano plazo, en torno a 3% del PIB”. El efecto de esta participación de Ramírez de la O fue favorable, al término de la jornada del miércoles las pérdidas se han revertido parcialmente y es plausible que se logre una estabilización relativa en los próximos días.

Lo visto el lunes fue una muestra de la fuerza de los mercados para contrarrestar políticas que no satisfagan a los inversionistas. Ello, no debe menospreciarse, implica para este Gobierno medir bien las consecuencias de sus iniciativas para septiembre que podrían dañar la estabilidad macroeconómica dificultando el quehacer de la siguiente administración, y para el próximo gobierno, demanda una posición tendiente a la concertación y el diálogo. Por fortuna, la virtual presidenta electa ha puesto sobre la mesa que trabajará en coordinación y concertación con los todos los sectores del país.