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Arturo Vieyra

Paquete económico 2024: abandonando la ortodoxia

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El paquete económico y fiscal presentado por el Ejecutivo para 2024 luce discordante con los paquetes económicos previos de la presente administración, apuntando a una política expansiva del gasto, con mayores niveles de déficit y deuda pública.

Destaca un pronóstico oficial de crecimiento para 2024 muy favorable, de cara a los importantes riesgos de desaceleración económica mundial que prevalecen. Se estima una expansión puntual de 3%, por arriba del consenso de 1.5%; este optimismo se comparte con la expectativa de crecimiento del PIB de EU (1.8% versus 0.7% el consenso) que incluso, de facto, descarta un escenario de desaceleración aguda en ambos países. En cuanto a la inflación, el pronóstico oficial de 3.8% resulta más apegado a la perspectiva de los analistas, pero debajo de la trayectoria de Banxico. Asimismo, Hacienda ve estabilidad en el tipo de cambio nominal, mientras los pronósticos recientes apuntan hacia una ligera depreciación.

Si bien son pronósticos, que no son datos y, por tanto, ni analistas ni gobierno tienen la verdad absoluta, la sobreestimación de los estimados del marco macroeconómico respecto al consenso podría incorporar un sesgo positivo en el cálculo de los objetivos fiscales (aunque Hacienda, para sus cálculos fiscales, consideró 2.6% de avance del PIB, que sigue siendo optimista), particularmente en materia de ingresos tributarios y, por tanto, de no cumplirse el escenario oficial, implica un riesgo mayor sobre la estabilidad fiscal.

A diferencia de años anteriores, es clara la posición fiscal expansiva que se refleja en un aumento real del gasto público de 8%. Al interior, el gasto programable absorbe casi dos terceras partes del incremento. Por el lado de los ingresos, se incrementarían sólo 0.8% real en 2024, con una disminución como porcentaje del PIB (desde 21.7% a 21.3%). Se basa en una estimación cautelosa del precio del petróleo (56.7 dólares por barril) e implica una caída de 11.3% en los ingresos petroleros, pero con una mayor recaudación tributaria.

Respecto a los ingresos tributarios, se estima un incremento de 6.1%, alcanzando 14.4% del PIB. La recaudación de ISR e IVA se ubica en niveles acordes a la estimación de crecimiento económico. Asimismo, más de la mitad del incremento proyectado en tributarios se centra en el IEPS de gasolinas, debido a que menores presiones en precio de combustibles apoyan mayor recaudación de este impuesto.

A diferencia de años anteriores, es clara la posición fiscal expansiva que se refleja en un aumento real del gasto público de 8%, que alcanza un nivel históricamente alto de 26.2%. Es innegable que la estimación del gasto responde a las prioridades de la administración relativas a la conclusión de las megaobras gubernamentales, al apoyo del programa de adultos mayores, a un incremento del gasto en salud y, en adición, mayor presupuesto para el INE por la próxima elección. Como resultado del desbalance entre ingreso y gasto, se anticipa un déficit históricamente alto de 5.4% del PIB y un alto déficit primario de 1.2% del PIB. La deuda se incrementa hasta 48.8% del PIB, desde 46.4 este año.

En síntesis, el cambio que promueve el paquete económico no resulta del todo convincente. Si bien tiene como prioridad dar cumplimiento a los compromisos sociales, la estrategia expansiva es un cambio de timón que ha causado desconcierto. A favor, es preciso decir que no se plantea un nivel de endeudamiento mayor que ponga en riesgo la estabilidad fiscal. Pero ese tema requiere una reflexión adicional.