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Bibiana Belsasso

A 11 años del Casino Royale

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Era principio del 2009 y lo que se pensaba un estado de los más seguros del país, pasó a ser uno de los más violentos.

Nuevo León atravesó una época muy complicada en el tema de seguridad. Durante años, por ejemplo, San Pedro Garza García fue considerado uno de los municipios más seguros del país. Se sabía que ahí vivían familiares de narcotraficantes y precisamente por eso se mantenía la plaza segura. Los narcotraficantes no generaban violencia. En el 2009 se empezó a demostrar que esa seguridad era falsa.

La seguridad en Nuevo León se descompuso casi de inmediato. Para el 2009 asesinaron al jefe de la policía municipal de San Pedro Garza García, el municipio más próspero del país.

A partir de ese momento empezó la crisis de seguridad. San Pedro dejó de ser el municipio donde no operaba el crimen organizado, y solamente vivían las familias de los capos importantes.

En ese entonces se intensificaron los operativos de seguridad en Tamaulipas y muchos criminales emigraron al vecino estado de Nuevo León, en el llamado “efecto cucaracha”.

Era una etapa crítica, en la cual el crimen organizado se apropiaba de las calles del estado. Para el 2011, Los Zetas intensificaban su lucha por el territorio contra otros cárteles, como el del Golfo y el de Sinaloa. Fue en el 2011 cuando Los Zetas incendiaron el Casino Royale.

El día del atentado viajamos a Monterrey para hacer un reportaje de fondo. La tensión se sentía en las calles. Afuera del Casino Royale había familias llorando a sus fallecidos. Muchos de los que murieron eran mujeres, amas de casa, que buscaban recreación en el juego. Nunca esperaron encontrar la muerte.

Han pasado 11 años de aquel atentado. Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos del Gobierno federal; Javier Navarro, secretario general de Gobierno, y Luis Donaldo Colosio, alcalde de Monterrey, ofrecieron una conferencia donde pidieron disculpas públicas a los familiares de las 52 víctimas mortales del incendio.

Con la presencia de familiares, colectivos y organizaciones civiles, las autoridades proyectaron un video recordando el dolor que sólo la justicia podrá atenuar, y en la proyección acusaron que las autoridades que avalaron el proyecto del casino siguen libres.

Luciana Montaño Pomposo, coordinadora general de Seguimiento de Recomendaciones y de Asuntos Jurídicos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, dijo que el 29 de noviembre del 2012 se emitió la Recomendación 66/2012, derivada del incendio al Casino Royale, ocurrido el 25 de agosto de 2011.

De las 52 víctimas mortales, sólo 39 han sido indemnizadas. El atentado al Casino Royale fue desgarrador, de los ataques más violentos para alarmar a la sociedad. Los Zetas en ese momento ejercían una violencia terrorífica. Nunca la gente de Monterrey hubiera imaginado, hasta ese entonces, esos actos de violencia.

Víctimas del narco

El gobierno federal, estatal y municipal realizaron una disculpa pública para las víctimas del Casino Royale y sus familiares, hechos ocurridos el 25 de agosto de 2011.Foto: Cuartoscuro

Fueron años muy duros para la seguridad de Nuevo León; distintos grupos armados buscaban quedarse con la plaza.

Pero quizá después de esa violencia desmedida, el gobierno estatal recapacitó y se dio cuenta que necesitaba otra estrategia. Fueron confrontados los grupos criminales y muchos, detenidos. Poco a poco la seguridad empezó a mejorar, utilizando la única receta posible, cambiaron a los mandos policiales, crearon una buena escuela para formar nuevos mandos y la seguridad se logró recuperar en forma notable.

Para mayo de 2014 fueron capturados cuatro cabezas de estos cárteles enfrentados en Nuevo León, incluyendo a El Ferrari, líder de Los Zetas de Ciudad Victoria, que fue detenido por la Marina.

La receta fue atacar frontalmente a los delincuentes. Hace más de una década que se trabajó con estrategia frontal para combatir al crimen organizado en Nuevo León. Pasaron los años, Los Zetas, principales causantes de la violencia, fueron desapareciendo, pero de esos grupos y de otros nacieron nuevos grupos criminales. Y cambiaron los gobernantes, y también se relajó la estrategia. Y así regresaron a operar algunos criminales al estado.

Apenas en abril pasado, el gobernador Samuel García admitió que el estado enfrenta un creciente problema de consumo de drogas, aunque las autoridades de los tres niveles, aseguró, están coordinadas para frenar con inteligencia a los narcotraficantes.

“Estamos confiados que llegó el momento de poner la inteligencia sobre la fuerza”, dijo al asistir a la incineración de unas 12 toneladas de diferentes drogas, aseguradas en los últimos meses, principalmente por autoridades federales.

Gonzalo Sánchez, delegado de la Fiscalía General de la República en Nuevo León, dijo que a partir de la incautación de la droga que se estaba incinerando, existían 130 carpetas de investigación en proceso, producto de diversos operativos en el estado de Nuevo León.

Si hay consumo, hay narcotráfico y narcomenudistas que se pelean por distribuir esa droga, y ahí están los generadores de violencia.

Está bien que se hagan homenajes a las víctimas del crimen organizado, como fueron las más de cincuenta personas que perdieron la vida en el Casino Royale, pero de la mano tiene que haber políticas púbicas para no dejar actuar a estos delincuentes.

En Nuevo León ya han transitado por muchas etapas de menor o mayor inseguridad. No se puede dejar que los grupos criminales se empoderen, como hemos visto en tantos otros estados de la república.