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Beneficios para narcos

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

Por:

Cuando Pablo Escobar Gaviria, el máximo líder del Cártel de Medellín, estaba en su apogeo y tenía todo el poder y el dinero decidió enfrentar una guerra contra el Estado de su país, Colombia.

La razón era evitar, como fuera, ser extraditado a Estados Unidos. Este motivo hizo que se uniera con sus socios y rivales para tratar de evitar ser enviados fuera de su país.

Empezaron un movimiento muy intenso que generó el auge máximo de violencia vivida en ese país. Era 1986 cuando se creó el grupo de Los Extraditables. Estos hombres llegaron a matar y a secuestrar a políticos que propusieran la extradición. “Preferimos una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos”, dijeron.

Y es que a lo que más temían los narcotraficantes era ser juzgados en Estados Unidos. Mucho ha cambiado a lo largo de los años.

Para Estados Unidos, tener información fidedigna que les ayude a desmantelar redes del crimen organizado es fundamental. Por eso, tienen programas en donde si narcotraficantes deciden colaborar con dichos a las autoridades y esta información es de utilidad, se les dan beneficios a ellos y a sus familias.

Es mucho más importante lograr detener a las grandes mafias que meten droga a su país y que están matando a miles de consumidores, sobre todo ahora con el fentanilo, que imponerles cadena perpetua a los narcotraficantes.

Lo más temido por narcotraficantes hace unos años, hoy es una opción que muchos buscan, como lo vimos hace unos días con la entrega de Ismael El Mayo Zambada y de Joaquín Guzmán López.

Este programa no ofrece el beneficio a todos los narcotraficantes que enfrentan a la justicia, pero en los últimos siete años existe un incremento de este programa para integrantes de cárteles de la droga, principalmente quienes fueron testigos en el llamado Juicio del Siglo contra Joaquín El Chapo Guzmán, realizado en febrero de 2019.

Éstos son sólo algunos de los casos de personas que se han decidido a colaborar con las autoridades estadounidenses.

Jesús El Rey Zambada, hermano de Ismael El Mayo Zambada, quien fue detenido en 2008 y enviado al penal de El Altiplano, Estado de México, luego de cuatro años fue extraditado a Estados Unidos.

En Estados Unidos se declaró responsable de traficar toneladas de drogas desde México, y logró una reducción de su condena, a cambio El Rey accedió a declarar en contra de El Chapo y en el juicio de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública. En 2020 salió de prisión.

En ninguno de los dos juicios presentó pruebas contundentes, sólo se trató de la narración de hechos en los que aseguró el capo estuvo presente o le dieron órdenes de actuar.

Testigos protegidos

De izq. a der.: Dámaso López Núñez, Jesús Zambada, Dámaso López Serrano y Vicente Zambada.Foto: Especial

Su sobrino y primogénito de El Mayo Zambada también logró un acuerdo con las autoridades estadounidenses. Vicente Zambada Niebla, alias El Vicentillo, a cambio de dar información en el juicio de El Chapo, logró salir de prisión y formar parte del programa de protección.

A principios de este año, El Vicentillo fue visto en el aeropuerto de Washington DC luego de pasar 11 años en una prisión estadounidense. Y es que desde el año 2021, dejó de estar en los registros de la Agencia Federal de Prisiones.

Otros familiares que cooperaron con las autoridades estadounidenses fueron los Dámaso, padre e hijo, quienes también estuvieron en el juicio contra El Chapo.

El primero en llegar ante la justicia estadounidense fue Dámaso López Serrano, El Mini Lic, quien fue encarcelado directamente tras haberse entregado el 27 de julio de 2017 en California.

El Mini Lic es hijo de Dámaso López Núñez y estaba enfrentado con Los Chapitos, su padre fue quien le aconsejó entregarse a las autoridades para tener una reducción en su condena y para obtener protección de sus antiguos amigos.

Para 2018, López Serrano se declaró culpable de conspiración para la distribución de metanfetamina, heroína y cocaína, además, relató los diversos crímenes de los que fue parte.

Lo condenaron a 6 años de prisión, pero en septiembre de 2022 una jueza federal consideró que había cooperado suficiente, por lo que ordenó que siguiera su proceso en libertad condicional.

Mientras que su padre, Dámaso López Núñez, fue capturado en el mismo 2017, pero entregado a Estados Unidos hasta 2018.

Al enfrentar la justicia estadounidense El Licenciado se convirtió en testigo en el juicio de El Chapo, contó detalles de las operaciones y forma de actuar del capo, con lo que consiguió la reducción de su condena, la cual pasó de perpetua a 15 años de prisión, con lo cual quedaría libre en 2032. Para octubre del 2021, Dámaso López desapareció de los registros del sistema del Buró Federal de Prisiones.

Emma Coronel, esposa de El Chapo, no era líder de un cártel, pero sí fue señalada de ayudar al grupo que encabezaba su esposo. Habían testificado contra ella El Rey Zambada y Dámaso López Núñez.

Su propio esposo le recomendó entregarse. Ella fue detenida en febrero de 2021, en el aeropuerto de Virginia, Estados Unidos. Se declaró culpable, para noviembre de ese año fue condenada a tres años de cárcel de mediana seguridad y a cuatro años bajo libertad supervisada, por los delitos de tráfico de drogas y lavado de dinero.

En 2022 luego de cooperar con las autoridades estadounidenses logró reducir su condena. En septiembre de 2023 obtuvo su libertad.

Óscar Nava Valencia, El Lobo, líder del Cártel del Milenio, fue detenido en octubre de 2009. En enero de 2011 fue extraditado a Estados Unidos, donde se declaró culpable.

Logró un trato con las autoridades de ese país y se convirtió en pieza clave para procesar a otros capos de la droga, además, fue testigo en el juicio realizado con García Luna. Hoy está en libertad.

Otro capo de la droga que obtuvo su libertad anticipada fue Francisco Javier Arellano Félix, conocido como El Tigrillo, uno de los hermanos del clan Los Arellano. También logró una reducción en su condena.

Si bien se obtienen beneficios, ser testigo protegido no es sencillo. Muchas veces les cambian la identidad y no pueden volver a tener contacto directo con sus seres queridos.

Pero todo tiene un precio, y de estar a salto de mata, perseguido por autoridades y grupos contrarios, ser detenido y enviado a una cárcel de máxima seguridad con penas de muchos años o cadena perpetua, para muchos narcotraficantes colaborar con las autoridades es una buena opción.