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Bibiana Belsasso

El contagio narco alcanza a Messi

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El pasado jueves 2 de marzo, el supermercado de la familia de Antonela Roccuzzo, esposa de Lionel Messi, fue atacado con armas de fuego y dejaron un narco mensaje como amenaza para el futbolista.

El local se llama  “Único”,  y es propiedad del papá de Antonela desde 1982. El suegro de Messi siempre ha manejado un perfil bajo, incluso después de que Messi le propusiera ampliar el negocio.

Un día después del ataque comenzaron a circular videos de cámaras de seguridad del momento justo de los disparos. Autoridades judiciales de Argentina aseguran que la agresión fue hecha por profesionales.

En las imágenes se observa a dos hombres que llegan en motocicleta a la calle Lavalle, en la ciudad de Rosario, uno de ellos que viste pantalón de mezclilla, sudadera con capucha y cubrebocas, dispara 14 veces contra la reja del local antes de dejar el narco mensaje que decía: “Messi te estamos esperando. Javkin es narco no te va a cuidar”.

Pablo Javkin es el alcalde de Rosario, ciudad natal de Messi y Antonela, y que se encuentra en el estado de Santa Fe. Este hombre de 51 años tiene más de dos décadas ocupando cargos políticos, pero en los últimos años sus ideas contra el crimen organizado lo han impulsado políticamente a escala nacional.

Desde el año pasado se ha reunido varias ocasiones con el presidente Alberto Fernández y con el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, para pedirles mayor participación del gobierno federal contra el narco. Incluso ha insistido para pedirle una policía propia para Rosario que dependa de él.

Hasta el momento no hay detenidos, pero medios locales aseguran que la fiscalía argentina tiene tres principales líneas de investigación.

Las autoridades estiman que el ataque al supermercado pudo haber sido como respuesta a que el gobierno argentino había dirigido una redada contra narcomenudistas que estuvo dirigido y organizado por el gobernador Omar Perotti y Pablo Javkin, horas antes del ataque. Dicen que los criminales quisieron extorsionar a la familia Rocuzzo, pero nunca habían recibido amenazas previas.

Otra hipótesis es una supuesta extorsión al astro argentino, ante su posible regreso al futbol argentino para reforzar las filas del equipo rosarino Newell’s. También se dijo que podría tratarse de grupos criminales que tienen a miembros en prisión y buscan mejores condiciones dentro.

Y es que desde hace varios años, la ciudad de Rosario ha tenido un importante incremento en los niveles de violencia, principalmente generados por grupos criminales, cuyos líderes operan desde la cárcel.

Antonella y Messi, son los dos de Rosario, aman su tierra, cada vez que pueden regresan a vacacionar a ese lugar con sus hijos para convivir con su familia. Ahí tienen una casa de descanso e incluso en Rosario organizaron su famosa boda.

Hasta hace unos años, Argentina no tenía problemas de seguridad. Más bien era un sitio donde narcotraficantes mexicanos y colombianos invertían su dinero y muchas veces vivían ellos y sus familias en ese país.

Como contamos en Todo Personal de ADN 40, en 2017 hubo una detención importante en Argentina, de una célula formada por mexicanos, colombianos y argentinos, directamente relacionada con el cártel de El Chapo Guzmán. Eso mostró la profundidad de los nexos entre los grupos criminales de los tres países.

Hace años hay vínculos criminales entre México, Colombia y Argentina. En la década de los noventa, Argentina era un centro para lavar dinero. Argentina se convirtió, porque no tenía entonces leyes que lo castigaran, en un centro clave de lavado de dinero para cárteles colombianos y mexicanos.

Fueron varios impactos de bala

Los orificios de bala que impactaron las ventanas del supermercado Único, propiedad de la familia de Antonella Roccuzzo, esposa de Messi, el pasado 2 de marzo.Foto: AP

Fueron Pablo Escobar y Amado Carrillo, El Señor de los Cielos, los dos narcotraficantes que convirtieron Buenos Aires en uno de sus principales centros de operación.

En 1996, Amado Carillo llegó a Buenos Aires acompañado de su esposa, cinco hijos y escoltas. Argentina vivía una difícil situación económica, Amado compró casas y estancias, entre ellas las de un famoso excorredor de autos, invirtió en una campaña presidencial, la de Eduardo Duhalde y el cantante Ramón Palito Ortega, se metió en el mundo del espectáculo.

El capo se instaló en el país sudamericano entre 1996 y 1997. A través de prestanombres y la financiera Mercado Abierto, de Aldo Ducler, logró desviar millones de dólares producto del tráfico de cocaína.

En ese país, Carrillo Fuentes vivió con su familia y se dedicó a gastar dinero a manos llenas.

Adquirió campos en Bahía Blanca, departamentos en Recoleta, el hotel Tourbillón y una mansión en Alma fuerte en el barrio de Los Troncos.

Incluso financió parte de la campaña presidencial de Eduardo Duhalde y Palito Ortega.

En 1997, El Señor de los Cielos perdió la vida en una operación para cambiarse el rostro en la Ciudad de México. Lo mataron los propios médicos por órdenes de sus adversarios.

Para 2016, parte de los inmuebles de Amado Carrillo fueron decomisados y dos años después subastados por la justicia Argentina.

Argentina después ya no sólo sirvió como centro de inversiones y de lavado de dinero de los narcotraficantes. Ahora ya operan y distribuyen droga en el país por sus puertos y su expansión inmobiliaria para lavar dinero.

El crimen organizado ya está generando violencia en Argentina. Por ejemplo, la ciudad de Rosario registra tasas de índices delictivos muy altos para los que se veían en ese país, tan sólo el año pasado 288 homicidios, la cifra más alta desde 2013 y en enero hubo 26 asesinatos, de los cuales el 90 por ciento estuvo vinculado con el narcotráfico.

Y ahora estos criminales están intentando sacar recursos no sólo del tráfico y venta de narcóticos, sino extorsionando a la sociedad.

Las extorsión al famoso futbolista Lionel Messi y su familia es sólo una muestra de lo que está ocurriendo cotidianamente.