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Bibiana Belsasso

Matrimonios infantiles en Guerrero

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

México se encuentra entre los 10 países del mundo en los que, a pesar de los adelantos sociales y tecnológicos, persiste de los países con mayores violaciones a los derechos de las niñas y niños sobre todo en las zonas indígenas.

Muchas veces las niñas son obligadas a contraer matrimonio con hombres mayores, las propias familias arreglan estos enlaces que se rigen bajo usos y costumbres a cambio de una remuneración económica.

Y es que nos espantamos de las terribles atrocidades que hacen en contra de las mujeres, por ejemplo, el Estado Islámico, pero en nuestro país suceden también cosas desgarradoras.

Pareciera una costumbre de la época medieval, pero sigue sucediendo en nuestro país. Lo he contado en estas páginas, la venta de niñas en la zona Triqui de Oaxaca.

En el 2002 visité la zona Triqui, en las comunidades de los distritos de Putla, Juxtlahuaca y Tlaxiaco, en el estado de Oaxaca. Estos lugares son habitados por los triquis, una etnia indígena, la más pobre y marginada de la entidad. Se trata de una “isla cultural”, pues se encuentra enclavada en la Mixteca oaxaqueña.

Ahí muchas veces las familias no tienen ni lo indispensable para subsistir y se ven obligadas a vender a sus propias hijas. Como en la mayoría de los sitios indígenas, los triquis se rigen por usos y costumbres, y comerciar con los hijos no implica delito para ellos. Ellos dicen que sus hijas son dadas en matrimonio.

Las niñas no se le venden a cualquiera, existe una tradición en la cual el interesado platica con un señor de edad avanzada, quien es elegido por la comunidad por representar la sabiduría (embajador). Éste, a su vez, consulta al padre de la muchacha para hacer el trato.

Luego platican con una mujer que lee las cartas para pronosticar el futuro de la pareja. Si el resultado es bueno se cierra el trato. Nunca se toma en cuenta la opinión de la futura esposa y la mayoría de las menores a las que casan tiene alrededor de los 11 y 14 años.

Una vez negociado el asunto, el hombre que se va a llevar a la niña acude acompañado de su familia a pedir la mano. Se da entonces una conversación con el padre y la madre, pero a la prometida no se le permite cruzar palabra alguna con el que será su marido.

Cuando cuestionamos a una niña de 15 años que estaba por contraer nupcias con un desconocido, simplemente nos dijo que respetaba cualquier decisión del padre.

Entre más joven, la retribución económica es mayor y la virginidad de una niña la cotiza aún más. La mayoría de las veces la desposada ni siquiera conoce a su futuro marido, y lo importante para el padre es conseguir la mejor oferta económica. Además del dinero, en el convenio están incluidos animales, como chivos o borregos, ganado, rejillas de refrescos, cajetillas de cigarros y brandy.

Protección a menores, una lucha

Una pareja de novios durante la celebración de su matrimonio, en imagen de archivo.Foto: Cuartoscuro

Si resulta que la niña ya no es virgen y se aseguró que sí lo era, en la noche de bodas la puede regresar a su hogar y el padre se ve obligado a entregar lo que recibió. La muchacha queda señalada por el pueblo y difícilmente podrá hacer su vida en ese lugar.

Muchas indígenas son tratadas igual que las mujeres que viven bajo el régimen de las regiones musulmanes más fundamentalistas, como el Estado Islámico.

Apenas en el 2023 se pasó una ley en el Congreso local de Oaxaca para prohibir el matrimonio infantil. Aun así, se siguen dando estos casos de matrimonios arreglados.

Lo mismo sucede en zonas, por ejemplo, de la Montaña en Guerrero, una de las poblaciones más pobres del país.

Guerrero ha sido un estado desde hace muchos años abandonado por sus gobernantes. Los más afectados han sido sin duda las mujeres, niñas y niños. Desde que tomó posesión Evelyn Salgado en el 2021, siendo la primera mujer en gobernar ese estado, aseguró que su prioridad era garantizar la seguridad de este sector.

“Nunca más una niña, nunca más una mujer estará bajo cohabitación o matrimonio forzado”, sostuvo en ese entonces la mandataria estatal.

Cuando asumió la gubernatura solicitó apoyo a la ONU y desde entonces ha trabajado con representantes de las Naciones Unidas en México, en torno a proyectos para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres.

No es fácil erradicar las costumbres y los manejos de tantos años donde las niñas han sido expuestas, pero se tiene que empezar de manera frontal como se ha venido haciendo en estos dos

años en Guerrero.

También en el Senado de la República se han aprobado cambios a las reformas del Código Penal Federal que incluye sancionar con ocho y hasta 15 años de prisión a quien obligue a un menor de edad a casarse, además de una sanción de mil a dos mil 500 días de multa.

La nueva ley prevé que este delito sea imprescriptible, además que las penas aumentan hasta en una mitad si la víctima pertenece a algún pueblo indígena o comunidad afromexicana.

Pese a la creación o modificación de leyes y sanciones para evitar que sigan incrementando los casos de matrimonios infantiles o la venta de niñas, estos delitos continúan cometiéndose bajo la figura de usos y costumbres, y esos casos son en los que está enfocada la gobernadora Salgado para que dejen de darse.

En Guerrero, para 2021, los matrimonios de niñas, que en realidad son venta de estas chiquitas, ha decrecido según cifras del Inegi. En 2016 hubo 11 mil 546 casos denunciados, para el 2020 pasaron a 26 casos.  Hay que tener cuidado con un tema, debido a las leyes mucho más estrictas y el combate frontal al matrimonio infantil hay menos matrimonios entre adultos y menores registrados.

A dos años de gobierno, Evelyn Salgado asegura que seguirá trabajando para que los matrimonios infantiles en su estado se erradiquen.  Los matrimonios infantiles alteran el desarrollo integral de los menores, su derecho a la salud, a la educación, a una vida sana.

Casi siempre las niñas forzadas al matrimonio son utilizadas para quehaceres domésticos, y son explotadas física y sexualmente.

Hay avances en la protección a estos menores, todavía falta mucho, pero se tiene que empezar y no se puede abandonar esta lucha para proteger a los más vulnerables.

  • Tres de cada 10 niñas de 10 a 15 años de comunidades indígenas son vendidas para matrimonios forzados.
  • Datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas revelan que, a nivel mundial, una de cada cinco niñas se casa o vive en unión libre antes de cumplir 18 años.
  • En los países menos desarrollados la cifra se duplica, con 36 por ciento de las niñas casadas antes de cumplir 18 años, en tanto que 10 por ciento de las niñas se casa antes de cumplir 15 años.