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Francisco Reséndiz

La guerra en el PRI

LAS BATALLAS

Francisco Reséndiz
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Tras las elecciones 2022, donde Morena se reivindicó como principal fuerza política del país, al interior del PRI dos ejércitos toman posiciones para iniciar una guerra por el partido previo a las definiciones del 2023 -cuando este en juego los últimos reductos del priismo: Coahuila y Estado de México-, y para emprender la lucha de cara a la sucesión presidencial de 2024.

Al atardecer del domingo, Alejandro Moreno Cárdenas estaba en el búnker de la Alianza en Durango. En un rato se vería con Jesús Zambrano y Maru Campos. Desde las 3 de la tarde sabía que las gubernaturas de Oaxaca e Hidalgo estaban perdidas, que los morenistas los habían simplemente barrido 2 a 1.

Y haber perdido Oaxaca e Hidalgo, gubernaturas que fueron insignia para el priismo -la primera jugada en la alternancia y la segunda donde jamás había perdido-, y no pintar en las otras cuatro contiendas dolió a las bases, evidenció la pugna entre los mandatarios y exmandatarios con el Moreno Cárdenas y aniquiló el pacto heredado por Peña Nieto para la gobernabilidad del partido.

En el Comité Ejecutivo Nacional del PRI se dicen satisfechos, sostienen que los números les son favorables, que fue el partido que más votos sumó a la alianza con el PAN y el PRD y que además su cuadro que abanderó a la alianza de Va por México, Esteban Villegas, ganó la gubernatura de Durango.

Y no sólo eso, en el cuarto de guerra de Alito sostienen que es momento de llamar a cuenta a sus gobernadores porque dejaron solo a los candidatos, esta vez en Hidalgo y Oaxaca. Subrayan que mejor otros comités estatales, como el de Nuevo León, se desplazaron para apoyar a los candidatos priistas. “Los gobernadores ya no están de acuerdo con Alito”, atajan.

“Omar nos abandonó, estaban casi todos los diputados federales desplegados, muchos en Hidalgo, Miguel Osorio cuidando la elección, y el gobernador no sacó a la estructura a operar, dejaron morir sola a Carolina. De Murat ya lo esperábamos, son unos traidores”, argumentan desde la dirigencia tricolor.

Pero del otro bando, el de los gobernadores y exgobernadores de la generación peñista, lo tienen muy claro: Alito ha actuado con imposiciones, para controlar la partido y a su Consejo Nacional, lo que hace imposible que alguien antes de 2023 le arrebate el control del partido, y cuando renuncie en busca de alguna posición en 2024 la prelación colocará al frente a Carolina Viggiano de la mano de Rubén Moreira.

“Alito ha perdido la confianza de los gobernadores y exgobernadores. Lo que hizo (Alejandro) en Hidalgo debe poner a pensar a Riquelme y a Del Mazo: impuso candidata a través de otro partido, humilló al gobernador y cerró la puerta a la estructura para entrar a la campaña”, dice a este columnista un exgobernador con nueva vida diplomática.

¿Y qué esperan ya en la dirigencia tricolor?, que cuadros como Omar Fayad, Alejandro Murat o incluso Enrique de la Madrid -quién públicamente pidió realizar un análisis interno de los resultados de los comicios para el partido- se muevan cobijados por los exgobernadores y gobernadores disminuidos descontentos con Alito para buscar arrebatarle el partido. Es la guerra que viene.

- Van contra los puros de la 4T

Hace un par de semanas se presentó públicamente un grupo denominado “Consorcio 4T”. Inicialmente lo vincularon a René Bejarano (del que ya se desmarcaron) y que sería el encargado de operar territorialmente para apuntalar al próximo candidato o candidata presidencial de Morena, pero harán algo más complicado: ser disidencia dentro de Morena.

De acuerdo con integrantes de esta corriente morenista -que afirman ya suman más de un millar de liderazgos en todo el país y que encabeza Leticia Quezada- trabajarán para dar certidumbre a los empresarios, apuntalar la libre empresa y la generación de recursos a través de emprendedores. “Que se distribuya la riqueza y no la pobreza”, advierten.

Afirman que están listos para confrontar a “los puros” y trabajar para que en un mundo globalizado las empresas mexicanas compitan en los mercados más importantes. Esto no es un tema menor porque van a la disputa ideológica al interior de Morena con los grupos de los dirigentes más poderosos y que tienen las simpatía de López Obrador.