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Gracias, Biden

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Kamala Harris en tan sólo 48 horas, desde la renuncia de Biden a la candidatura a la presidencia, logró detener a rivales, asegurar su nominación, unificar el Partido Demócrata, recaudar un récord histórico de donativos y atacar al expresidente Trump de manera contundente.

Sin embargo, antes de analizar y seguir el ascenso de la nueva estrella del Partido Demócrata cabe tomarse unos minutos para reflexionar sobre el heroísmo y la calidad humana del presidente Biden —palabras un tanto cursis que, sin embargo, me parecen adecuadas para describirlo—.

La historia personal y política de Biden está llena de tragedias: la muerte de su esposa e hija en un accidente, la muerte de otro de sus hijos de cáncer y la adicción de otro hijo; además sus múltiples derrotas y humillaciones en sus intentos por hacerse con la nominación a la presidencia. Son estas tragedias las que forjaron su personalidad. Por un lado, un político terco, que con un tanto de soberbia supo siempre recuperarse y, en contra de todo pronóstico y de lo que la prensa auguraba, regresar victorioso. Por el otro, un ser humano profundamente empático, genuinamente interesado en ayudar al prójimo.

Para un político que más de una vez fue dado por perdido, la decisión de dejar la carrera por la presidencia fue tal vez la más difícil de su vida. El presidente creyó, casi hasta el último momento, que podría recuperarse y vencer a Trump. Sin embargo, la segunda parte de su personalidad, esa que pone el interés del prójimo sobre sus propias ambiciones, lo llevó a ceder ante la presión política y claudicar.

Personalmente, siempre recordaré la manera en que Biden respondió a los ataques del 7 de octubre y la manera en la que ha actuado durante los casi más de diez meses de la guerra entre Israel y Gaza. Después de la masacre, en el momento en que los israelíes habían perdido por completo la confianza en su liderazgo, fue el discurso de Biden el que les dio fuerzas para seguir. Fue también Biden quien evitó que el conflicto se convirtiera en una guerra regional aún más profunda y, a pesar de las críticas, quien aseguró el flujo de ayuda humanitaria a los palestinos y detuvo a Israel de llevar a cabo decenas de acciones que habrían resultado en la muerte de aún más civiles. Ha sido Biden también quien ha logrado presionar a Hamas y a Israel a seguir en las negociaciones para detener la guerra y liberar a los rehenes, objetivo que perseguirá hasta el fin de su presidencia.

Paradójicamente, la renuncia a la candidatura le aseguró a Biden un lugar especial en la historia de Estados Unidos. Un presidente enormemente exitoso en términos de políticas públicas, a pesar de contar con un Congreso dividido, que supo ponerse a un lado para dar la oportunidad a su apadrinada, Harris, de vencer, proteger a la democracia y continuar con su legado. Gracias, Biden.