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Horacio Vives Segl

Elecciones en Argentina, Guatemala y Ecuador

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Se celebraron recientemente importantes elecciones en tres países latinoamericanos: las primarias abiertas simultáneas obligatorias (PASO) en Argentina, la segunda vuelta de la elección presidencial en Guatemala y la primera vuelta en Ecuador. Aquí lo más relevante de los tres procesos.

La grave crisis económica y la profundización de la polarización política, en buena medida, explican el sorprendente resultado de las primarias en Argentina, que definieron ya las candidaturas presidenciales que se enfrentarán el 22 de octubre. No es casual que, pudiendo haber optado por la reelección, el actual presidente Alberto Fernández no lo hiciera. El desastre de su gestión gubernamental —con Cristina Fernández (viuda de Kirchner y ex presidenta) en la vicepresidencia— es de tal magnitud, que el kirchnerismo, con la candidatura del “súper” ministro de Economía, Sergio Massa, fue relegado hasta el tercer lugar en las PASO.

La debacle de la política argentina está claramente representada por el candidato ganador, Javier Milei, un excéntrico economista del más rancio populismo ultraderechista. Este “Trump argentino” propone, entre otros despropósitos, el adelgazamiento del Estado a través de la desaparición, por ejemplo, de los ministerios de Educación y Bienestar, así como del Banco Central; revertir la despenalización del aborto; facilitar la portación de armas, e, incluso, coquetea con legalizar el mercado de órganos humanos. Más que funesto personaje. Si hace cuatro años su aparición parecía una mala broma, hoy es una seria amenaza y, si hay que asignar culpas, que el kirchnerismo dé un paso al frente.

En la vecina Guatemala, las encuestas no se equivocaron en la segunda vuelta presidencial: por 20 puntos, Bernardo Arévalo (Movimiento Semilla) se impuso a Sandra Torres (UNE), quien por tercera ocasión consecutiva pierde el ballotage. El hijo del expresidente Juan José Arévalo, a quien se identifica por haber provisto el sistema de seguridad social guatemalteco del siglo XX, consigue por méritos propios la presidencia, aun cuando, al inicio del proceso, no contaba con posibilidades significativas. El activista anticorrupción, quien nació en Uruguay y vivió una temporada en nuestro país, dio en el blanco al resistir tenazmente los antidemocráticos intentos, por parte del régimen actual, de impedirle participar en la elección. Con un mandato de saneamiento de la política, Arévalo tendrá importantes desafíos en un país que, a pesar de su avanzada legislación anticorrupción, ha presenciado en tiempos recientes graves escándalos entre la clase política al más alto nivel.

Finalmente, el proceso electoral ecuatoriano ha sido muy complejo. Desde que la crisis política orilló al presidente Guillermo Lasso a firmar el decreto de “muerte cruzada”, disolviendo el Congreso y convocando a elecciones anticipadas, la característica fundamental del proceso fue el flagelo de la violencia política, desatada por pandillas y organizaciones criminales. El punto culminante de este trágico ciclo se dio a principios de mes, cuando asesinaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio. Se enfrentarán en la segunda vuelta presidencial, el 15 de octubre, la candidata de la izquierda populista correísta, Luisa González, contra Daniel Noboa, un joven empresario outsider de la política (aunque con apellido de tradición electoral: su padre intentó en cinco ocasiones, sin éxito, alcanzar la presidencia). La elección ecuatoriana mostró lo que nunca debería ocurrir en la política: una situación de emergencia tal, que los candidatos tuvieron que asistir a votar con chalecos antibalas y fuertes dispositivos de seguridad.