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Con G de George, Giovanni y grilla

ENTRE COLEGAS

HORACIO VIVES SEGL
Por:
  • Horacio Vives Segl

Al cumplirse 16 días del abuso policial que llevó al asesinato de George Floyd en Minneapolis, Minnesota, las protestas al grito de #BlackLivesMatter contra la discriminación racial y el abuso policial se han multiplicado en Estados Unidos y por todo el planeta.

Lo peculiar en la evolución de algunas de las manifestaciones es que pasaron de los saqueos y enfrentamientos muy violentos a expresiones de civilidad e, incluso, de empatía: las imágenes recurrentes de policías y algunos políticos arrodillándose frente a los manifestantes —resaltan los casos de Justin Trudeau y Nancy Pelosi— o de los “bailes” entre ambos bandos parecieran albergar cierto optimismo en que se puede encauzar la furibunda violencia inicial. En el resto del mundo, particularmente en ciudades europeas, además de replicar el homenaje a Floyd, lo relevante ha sido que se tomaron otras causas relacionadas con la discriminación racial, la xenofobia y el rechazo migratorio.

De manera igualmente desafortunada, Ixtlahuacán de los Membrillos, en Jalisco, se convirtió recientemente en un espejo de Minneapolis (en el que ninguna ciudad debería verse reflejada). La detención arbitraria y la brutalidad policial que llevaron al asesinato de Giovanni López hace un mes a manos de efectivos municipales, reprodujeron el siniestro guión de lo ocurrido apenas unos días antes en Minnesota. Separando la paja del trigo, y más allá de la actuación y responsabilidad de la policía ministerial, de la fiscalía y del gobernador —algunas muy graves y que de ninguna manera se deben minimizar—, en los hechos ocurridos en Guadalajara durante el fin de semana pasado no deja de ser relevante el componente político, la grilla barata que ha surgido de todo este proceso.

Al lopezobradorismo le cayó “como anillo al dedo” —expresión de su líder supremo— la crisis detonada por el caso Giovanni en Jalisco, para atacar al que ha sido el gobernador que con más prontitud y firmeza se ha opuesto al Gobierno federal en su desastroso manejo de la pandemia del Covid-19. De ser ciertas las acusaciones hechas por Enrique Alfaro, corroboradas por algunos elementos publicados en medios de comunicación, todo pareciera indicar que, al margen de los legítimos detonantes de las protestas en Jalisco, también hubo “mano morena” atizando el fuego para potenciar la crisis política en ese estado. El envío de la destronada expresidenta del partido como delegada plenipotenciaria, mandó la señal precisa de la importancia que para el lopezobradorismo tiene en este momento el liderazgo de Alfaro.

Y también resulta muy grave lo que hemos visto en la Ciudad de México, como réplica de las manifestaciones antes citadas: muy rápido se olvidaron las consignas reivindicatorias a George Floyd o a Giovanni, para mutar en acciones violentas envueltas en discursos de odio y de enfrentamiento de clases. Y es que uno de los muchos problemas que tiene el discurso polarizante y excluyente del Gobierno es que da pie a que la protesta social se salga de control.