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Cuando bajen el switch de la justicia

MARCAJE PERSONAL

Julián Andrade
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

De prosperar la Reforma que pretende que los jueces sean electos por voto popular, en 2025 tendremos un apagón de la justicia.

En esto no hay gradualismo que valga. Será como bajar el switch en los salones donde se delibera sobre la seguridad, el patrimonio, la libertad y la vida de las personas.

En ninguna democracia ha ocurrido un hecho semejante, cuyas consecuencias van a ser terribles y sobre todo para quienes son más vulnerables.

Si los 1,600 jueces dejan su trabajo, de un jalón, los casos que están a su cargo tendrán que ser repuestos. Los nuevos titulares de los juzgados no van a tener ni la menor idea de lo que está por resolverse, ni del curso de las audiencias orales respectivas.

Hay que tomar en cuenta que en 2022 en lo que respecta al Poder Judicial Federal ingresaron 1, 256, 077 asuntos. Cada juez resuelve 762, en promedio, cada año.

Si bien se contempla, en la legislación que se está discutiendo, la obligación de sentenciar en un plazo de seis meses, esto será letra muerta, una de fantasía.

El Centro de Estudios Constitucionales de la SCJN hizo un análisis muy detallado de cada uno de los aspectos de riesgo. Vale la pena consultarlo.

Lo que se requiere es de mayores recursos para enfrentar los rezagos y no de un cambio de modelo que no está sustentado en evidencias de funcionalidad.

En 1994 se instauró la carrera judicial, para garantizar a las personas el contar con tribunales integrados por personal altamente calificado.

En 2021 se expidió la Ley de la Carrera Judicial cuyo objetivo es eliminar el nepotismo y la discrecionalidad, estableciendo un esquema meritocrático y de igualdad de oportunidades.

En la actualidad no hay ningún cargo, producto de este modelo, que haya sido producto de designación directa, y todos tuvieron que pasar por exámenes de selección en la Escuela Federal de Formación Judicial (EFFJ).

Para ser juez se requiere de un examen de admisión, realizar un curso de formación de tiempo completo y someterse a pruebas escritas y orales, estas últimas pueden consistir en simulación de audiencias.

Sólo los mejores, y por su propio esfuerzo, son los que logran el objetivo.

Pero la formación es permanente, y esto es así para cumplir con los tratados internacionales que desde 2011 exigen la capacitación y especialización en la Convención Americana de Derechos Humanos y sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.

Hay otros aspectos que están atados al Tratado de Libre Comercio, como la justicia laboral, un aspecto en el que la EFFJ ha hecho un esfuerzo más que apreciable, para que los juzgadores estén a la altura de ese desafío.

Las diversas reformas han funcionado, inclusive la última, que planeó Arturo Zaldívar e hizo suya el Presidente López Obrador, hace apenas tres años.