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PAN, las grietas de la derrota

MARCAJE PERSONAL

Julián Andrade
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

A Marko Cortés hay que reconocerle que tuvo el arrojo de suscribir una alianza con el PRI y el PRD y, además, ampliarla a diversos grupos de la sociedad que hicieron posible la candidatura de Xóchitl Gálvez a la Presidencia de la República.

Las cosas no salieron como se esperaba por errores en la concepción de la campaña, porque se dejaron seducir por vendedores de humo, creyeron en encuestas que se salían de la lógica, pero sobre todo porque la propia convergencia de partidos y ciudadanos hizo que la propuesta de defensa de la democracia no fuera suficiente para mantener lo que ya se tenía desde 2021.

En lo que se equivoca el dirigente del PAN, es validar, de alguna forma, el discurso del Presidente López Obrador sobre el gobierno de Felipe Calderón.

Nadie duda que la detención y juicio a Genaro García Luna por delitos relacionados con el narcotráfico no sea un golpe fuerte a la credibilidad de todo un proyecto de profesionalización de la policía, pero el aceptar los argumentos de pudrición generalizada es un error estratégico, porque la oportunidad del panismo en el futuro radicará en explicar y en comparar modelos de gestión del poder.

Pero si el expediente García Luna afectó inclusive a nivel electoral, algo más que dudoso, se debieron establecer las medidas de comunicación política que pudieran contrarrestar el daño, apelando, por ejemplo, a las capacidades y eficacia que llegó a tener la Policía Federal en su momento.

Pero la propia división en el PAN, porque existe, evitó que se hiciera un esfuerzo de ese tipo.

Quizá por ello Cortés retoma la acusación que utiliza López Obrador al sostener que el entonces mandatorio tendría que haber sabido lo que hacía o no hacía García Luna.

En los hechos nadie tuvo ni tiene claridad al respecto, y prueba de ello es que sólo se procedió contra el exsecretario de Seguridad siete años después de que terminó su encargo, tuvo que ser en Estados Unidos y bajo la acción de la DEA, con los bajos estándares con los que suelen actuar cuando se trata de asuntos sobre México.

Los trapos sucios del PAN se están airando fuera de la casa y resulta que ni las heridas del 2012 están cerradas, cuando quedaron en la tercera posición y estando en el poder, algo sin duda para meditar, porque el propio Cortés llamó a algunos generales de aquella guerra para integrarse al equipo de Gálvez, con los resultados que también están a la vista.

Insisto, Cortés tiene una medalla que nadie le puede regatear, que es su arriesgue en la defensa de la democracia, pero no hace bien al sumarse a las manías y fobias de Palacio Nacional, y menos ahora, en un momento en que la oposición es más que necesaria, aunque pase por su peor momento.