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Salud Digna y los 26 millones de “muchas gracias”

GENTE DETRÁS DEL DINERO

Mauricio Flores
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Haz el bien sin mirar a quién es la consigna detrás del esfuerzo que hace 21 años inició Jesús Vizcarra y su esposa, Alma Avendaño, en Culiacán, Sinaloa, para poner en marcha la primera clínica para atender personas de escasos recursos en pruebas y análisis médicos; para este 2024, ya con 235 unidades en todo el país, Salud Digna estima atender más de 26 millones de servicios de laboratorio clínico, imagenología y lentes para personas de los más diversos estratos sociales y sin distingo alguno por motivos políticos, estilos de vida, color, sexo o religión. Sólo el Instituto Mexicano del Seguro Social atiende más personas.

Este sistema de salud fue creado sin fines de lucro, bajo un esquema económico, financiero y tecnológico que le permite ser autosostenible con los más altos estándares de calidad. Actualmente, casi la mitad de sus unidades tiene la acreditación de la Joint Commission International, que encabeza Jonathan B. Perlin, la evaluadora de estándares de seguridad clínica más exigente del mundo, siendo con ello la organización de salud en toda América Latina con el mayor número de unidades que cuentan con dicho sello distintivo.

El esfuerzo realizado por el equipo —12 mil personas—, dirigido por Juan Carlos Ordóñez, se ve reflejado en el hecho de que Salud Digna ha sido la firma de laboratorios clínicos más confiable entre los usuarios mexicanos; un esfuerzo que se ha visto respaldado por un consejo consultivo profesional que antepone ante todo el bienestar de las personas que buscan las herramientas de análisis que les apoyen en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que les aquejan.

Según cálculos de uno de los integrantes de ese consejo, Carlos Salazar Lomelín, Salud Digna podría tener un valor superior a los 2 mil millones de dólares, aunque sin lugar a dudas —y eso es lo que le importa a la familia Vizcarra Avendaño— su mayor relevancia es contribuir a conservar y mejorar lo más valioso que tienen las personas: su salud propia y la de sus familias.

Las dificultades palpables por las que atraviesa el sistema público de salud en los últimos años han sido, por la fuerza de la propia realidad, atajados en buena parte por esta organización privada que ofrece servicios y productos a precios muy accesibles. Sin embargo, no se plantea ofrecer servicios al ahora centralizado servicio IMSS-Bienestar (la facturación con el sector público no llega ni al 3% de la firma), pero Salud Digna ha sido construida como una esfera de servicios que puede vincularse colaborativamente con los servicios públicos, si ése es el interés del próximo gobierno de Claudia Sheinbaum. De mientras, ya presta sus servicios en Nicaragua y El Salvador.

Vaya, hoy, además de sus 21 unidades fundamentales —entre la que destaca la Unidad de Imagen Molecular PT-CT CDMX para detección de cáncer— , la familia Vizcarra Avendaño y el consejo consultivo ya preparan un nuevo paso: un centro hospitalario con 100 especialidades… que permitan una atención oportuna de los pacientes. Muchos somos los que debemos algo a Salud Digna.

Sedena, perfil operativo. Luego de que se reveló ayer ya la primera parte del gabinete de gobierno, la presidenta electa, Sheinbaum Pardo, analiza a profundidad los candidatos para ocupar la titularidad de la Sedena; ésta, una dependencia que maneja un presupuesto que ronda los 260 mil millones de pesos y tiene ya amplia participación en temas de seguridad pública, infraestructura y hasta movilidad. En ese escenario y con esas condiciones, diversos políticos cabildean para el cargo los nombres de generales de perfil más administrativo, como el constructor del Tren Maya, Gustavo Vallejo; no obstante, el equipo de transición parece inclinarse más por un mando militar con experiencia en el terreno operativo. Vaya, la seguridad es el problema que más aqueja a los ciudadanos de todos los niveles sociales y en todo el territorio.

Globalidad salva a México. Los jóvenes adscritos a la educación profesional en materias de ciencias esperan la oportunidad para colaborar, desde el sector social y privado, para enderezar el curso del país. El requisito es una inclusión académica, cognitiva y humana para dar un paso al futuro.