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Pedro Sánchez Rodríguez

Nunca más!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

FRENTE AL VÉRTIGO

Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Pedro Sánchez Rodríguez
Por:

México se cree un país solidario que recibe a asilados políticos y necesitados con los brazos abiertos, pero la realidad es que millones de personas que huyen de la violencia, la pobreza y el hambre ven a México como un campo minado en su camino hacia los Estados Unidos.

El camino hacia el norte es un calvario de sufrimiento e injusticia para aquellos que lo recorren. Son víctimas de extorsiones, violencia y maltrato por parte de las autoridades mexicanas y los grupos criminales que controlan los caminos. En su búsqueda desesperada por una vida mejor, sufren violaciones sexuales, discriminación y un sinfín de atrocidades que los dejan física y emocionalmente devastados.

Pero si eso no fuera suficiente, México también se ha convertido en una prisión para nuestros hermanos. En lugar de ofrecerles ayuda y protección, nuestro gobierno los encierra en condiciones atroces en centros de detención migratoria y los trata como nada más y nada menos que delincuentes.

En este supuesto refugio, nuestros hermanos son tratados con crueldad y discriminación. Pero cuando el horror llega a su punto máximo, los funcionarios encargados de su seguridad no sólo fallan en protegerlos, sino que huyen como ratas, dejándolos a merced del fuego y el humo. La muerte de 38 migrantes es un escándalo que nos avergüenza como sociedad, pero lo que resulta aún más intolerable es la primera excusa oficial: culpar a las víctimas de su propio incendio.

Y si no fuera suficiente, se ha abierto una polémica en el gabinete sobre en quién recae la responsabilidad de los asuntos migratorios y por ende la responsabilidad política por la tragedia.

Varios hechos de estos días evidencian no sólo una falta de seriedad y compromiso por parte de las autoridades ante las denuncias, señalamientos y protestas contra el sistema migratorio mexicano, también muestran de cuerpo entero cómo el poder ha carcomido a algunas autoridades que utilizan como arma política su propia negligencia. No sé si les falta vergüenza, corazón u oxígeno. Seguro les falta sensibilidad. El camarógrafo del oficialismo incluso se atrevió a twittear que el incendio en Ciudad Juárez fue provocado por infiltrados.

Lo digo con profunda pena, pero no están a la altura de lo sucedido. Detener a los responsables directos es necesario, pero no es de ninguna forma suficiente. Si esto sucedió es porque el Estado no ha sido eficaz en evitar la extorsión, las violaciones a los derechos humanos y los encarcelamientos injustos que produjeron lo que quedó grabado en video para la posteridad. Si el Gobierno mexicano se va a referir como hermanos a los pueblos latinoamericanos, deberá de empezar a tratarlos como tales y no como delincuentes, reconocer su negligencia, reparar lo cometido, restaurar lo dañado e implementar medidas de no repetición.