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Rafael Solano

Con t de tragedia

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El fundamento del gobierno actual es lo que sus ideólogos llaman la tragedia persistente. Entre estos elementos, la historia, no dota a la sociedad civil de lo suficiente para entender “lo que está en juego”; los académicos son un círculo que se defiende desde grupos gremiales; la transición democrática, no fue verdadera, significó esencialmente un cogobierno del PAN y del PRI en una alianza pervertida; la economía fue incapaz de crecer para absorber la mano de obra disponible; el Estado de Derecho era ficción, el juego electoral injusto, los programas sociales se usaban para hacerse de votos y la corrupción se combate con buena voluntad.

En estas bases, Echeverría y López Portillo, sufrieron los embates de la derecha ante el “Estado Grande”, su crítica indirecta a Estados Unidos y su buena relación con el castrismo; mientras el “neoliberalismo” hizo que la pobreza y migración crecieran. Pero ante este mar, este gobierno ideó la gran solución, el proyecto de nación con una ideología y el rediseño del régimen político para hacer del ejercicio del poder la solución a los grandes problemas nacionales, en un mundo “pos americano”, donde hay necesidad de disentir de lo norteamericano por soberanía.

Este es el fundamento político duro del gobierno. Su génesis, ocurrió cuando la intervención presidencial, generó un gran fraude en 2006, que no permitió llegar al siguiente gran puerto de México, después de la independencia, la reforma y la revolución. No repararon, si quiera a evaluar que mandar al diablo instituciones, o no asistir a los debates públicos también generan castigo de los electores.

La Tragedia en el ejercicio de este gobierno es que no existe en el México democrático un presidente que haya metido más mano en unas elecciones que el actual. Que para gobernar se tuvo que hacer de cuadros políticos priistas; que la sociedad civil si piensa y exige libertades; que su manejo de la economía ante tiempos de turbulencia fue terrible y generó más pobreza.

Que el Estado de Derecho, se asoma ante sus decisiones; que hoy como nunca se utilizan los programas sociales con cinismo para hacerse de votos; que hay más fugas de corrupción por todos lados; que la geografía de México no es menos Norte Americana que antes y que las remesas que están soportando la economía lo muestran todos los días; que, en aras de ideologías y demostración de poder, murieron mexicanos que confiaron en su gobierno durante la pandemia.

La tragedia persistente de este gobierno también es que, en aras de su “Gobierno Grande”, los sobrecostos de sus proyectos, aeropuerto, refinería y tren; son un golpe de realidad que superan los 65 mil millones de pesos, casi el doble de lo que costaría vacunar a todos los mexicanos, y que causarán la pauperización de la infraestructura existente y elefantes blancos que las siguientes generaciones tendrán que pagar.

El camino ya está andado, su solución del Ejercicio de Poder como factor central, está ya desecha, hoy sirve para mantener popularidades presidenciales y tendencias en redes sociales, pero no evaluaciones y resultados de gobierno. Se irán con más pobres, con más migrantes, con los deudos de sus creyentes a cuestas y con una tremenda, tremendísima: T de Tragedia.