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Valeria López Vela

El hermano incómodo

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El cortejo fúnebre de la reina Isabel se vio empañado por los gritos en contra del príncipe Andrés, quien fue interpelado por las acusaciones de agresión sexual que pesan en su contra. Las mujeres le recordaron que la misma reina lo despojó de sus roles oficiales por su cercanía con Jeffrey Epstein. El príncipe Andrés fue privado de todo rol oficial, no puede usar el título de Alteza Real y le fue removido el título de Duque de York.

Sobre la relación con el pedófilo, hay que recordar que Epstein era un delincuente que evadió a la justicia a billetazos, pues era un violador de menores. Su encanto social consistía en organizar encuentros sexuales para hombres ricos, en los que los delitos sexuales se ofrecían con champagne y postre; la ley llama a este tipo de eventos: tráfico sexual de menores.

Hubo acusaciones de 16 mujeres quienes aseguran haber sido víctimas de Epstein y de sus amigos; entre los nombres más sonados está el del príncipe Andrés, quien en una entrevista intentó explicar su relación con el delincuente; por lo visto, ni su familia ni la sociedad inglesa creyeron sus explicaciones.

Por si fuera poco, Jeffrey Epstein se suicidó el 11 de agosto de 2019 y las causas de su muerte siguen causando dudas. Se ha especulado mucho sobre quién se benefició con la muerte de Jeffrey Epstein. Hay varios nombres de personas con posibilidades —dinero e influencia— que podrían haberlo ordenado; el nombre del príncipe Andrés es uno de ellos.

Hasta este momento, el FBI ha sostenido que Epstein se quitó la vida con las sábanas de su celda. Esto es verosímil, pero improbable por las condiciones de seguridad de la prisión y porque, de acuerdo con el protocolo de seguridad, no podía haberse quedado sin supervisión.

Sobre las acusaciones específicas sobre tráfico sexual, apenas en marzo de este año, los abogados de Andrés lograron un acuerdo extrajudicial para cerrar un proceso civil, mediante un acuerdo financiero con la organización de Virginia Giuffre —la mujer que lo acusó— destinado a ayudar a otras víctimas, como ella. Y aunque se haya salvado de la cárcel, la realidad es que la mirada pública lo ha condenado definitivamente; todo parece indicar que el hermano incómodo tendrá que ausentarse de la vida pública para mitigar los pesares y los desafíos del rey.

Por su parte, el reinado de Carlos III inicia con la tristeza por la pérdida de su madre; con el rechazo hacia su hermano, con las secuelas económicas de la pandemia, con la incertidumbre alrededor del Brexit, con la guerra en Ucrania y mucho más.

Carlos III necesitará fortalecer la estatura moral de la monarquía para, desde ella, sortear los retos políticos internos y mantener el liderazgo internacional que también heredó de su madre quien, a pesar de tantos retos, llevó a la monarquía hasta el siglo XXI con solvencia, discreción y elegancia. Y para lograrlo, tendrá que echar de menos a su hermano.