Montserrat Salomón

Reino Unido: un circo sin pan

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Desde la antigüedad se dice que el secreto para tener un gobierno en paz es darle al pueblo pan y circo. La monarquía británica es un ejemplo de una institución que sirve, primordialmente, para entretener al pueblo. Envuelta en coloridas tradiciones y encarnando supuestos valores tradicionales que sólo la reina Isabel vivía, se convirtió en un atractivo de masas y en un objetivo turístico que hoy en día lucha por justificar su existencia.

La reina Isabel II ha muerto. Si bien ella fue un ejemplo de dedicación y trabajo, su legado no deja de tener claroscuros. Es innegable el papel de la institución que representó por 70 años en el colonialismo y el consecuente racismo que se vivió principalmente en África. Si uno logra dar un paso atrás de la ola de sentimentalismo que acompaña sus funerales, alcanzará a escuchar las voces que, respetando su figura personal, levantan ecos sobre el controvertido papel de la Corona en los territorios ocupados.

Además, no son pocas las voces que abogan dentro de Reino Unido por el fin de la monarquía. La idea de una familia de sangre real es antagonista con un mundo plural y moderno. Y si a esto le sumamos el costo estratosférico que la realeza le impone al erario público, la necesidad de una justificación se agiganta. ¿Cuál es el beneficio de continuar con una monarquía? ¿Vale la pena el costo a pagar a cambio del pintoresco entretenimiento que proveen al mundo?

En los días anteriores a la muerte de la reina se vivía en Londres una crisis política importante que terminó con el mandato de Boris Johnson y culminó con Liz Truss ascendiendo como primera ministra. Truss toma en sus manos una economía al borde de una nueva recesión alimentada por la inflación generalizada y el alza del costo de los energéticos que promete colapsar a toda Europa con la llegada del invierno. Simplemente no hay dinero suficiente para que las familias puedan pagar por comida y calefacción; sufrirán hambre o morirán de frío. En este escenario se dará la fastuosa coronación de Carlos III, un rey sin carisma que bien podría significar el fin de la monarquía.

El Banco de Inglaterra estima que la inflación llegará a un 13% para final de año, mientras que el aumento en el costo de la energía se estima que llegará al 80% gracias al conflicto que Europa mantiene con Rusia por su invasión a Ucrania. Al ciudadano común poco le importa que Rusia haya cerrado la llave de los energéticos en protesta por el apoyo de Europa a Ucrania. El pueblo quiere comer y no morir de frío. Sin embargo, el circo también es alimento. Así que tendremos nuevo rey en uno de los inviernos más crudos de las últimas décadas. No se puede menospreciar la necesidad de esperanza y ensoñación de las personas. ¡Que viva el rey!