Precisamente hace 100 años, México, sacudido por grandes movimientos sociales, terminaba su revolución, pero la lejana Rusia empezaba la suya. En la lucha revolucionaria de los pueblos nacían nuevas formas del arte. En México esa forma era el muralismo, nueva corriente de la pintura modernista, en la Rusia soviética, el realismo socialista. Como veremos, los movimientos artísticos de nuestros países resultarán muy entrelazados. Y es natural, porque ambas revoluciones proclamaban las ideas de libertad y la justicia social, y los artistas cuya tarea era acercar el arte al pueblo eran sus principales exponentes.
El gran trío mexicano —Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, entre otros— crean El Sindicato de los Pintores Revolucionarios, que proclama que los creadores del nuevo orden deben poner todos sus esfuerzos en crear un arte que ilustre al pueblo y guíe su lucha, arrancarlo del estrecho mundo académico y entregarlo a las amplias masas. De hecho, el secretario de Educación Pública, maestro José Vasconcelos, cuyo nombre lleva la avenida donde se ubica la embajada de Rusia, estaba convencido de que el arte público era una herramienta muy eficaz para la ilustración del pueblo, y fue él quien hizo invitar al gran trío mexicano, una vez declarados sus valores, a crear toda una serie de murales.
El Dato: En 1921, después de catorce años en Europa, Diego Rivera vuelve a México invitado por el secretario de Educación, José Vasconcelos, para pintar entre 1923 y 1928 más de 200 tableros, sobrepuertas y grisallas y transcripciones sobre una superficie de 1,480 m2 .
Las exhortaciones de los pintores mexicanos están al unísono con las manifestaciones de la vanguardia rusa cuyos llamamientos se materializaron en las fachadas de edificios en la forma de mosaicos propagandistas y pinturas del realismo socialista. “El arte pertenece al pueblo”, dijo el líder bolchevique Lenin. Efectivamente, los pintores mexicanos, muchos de los cuales eran comunistas y se inspiraban en la experiencia de la revolución socialista en Rusia, querían que sus obras pertenecieran a la sociedad. Los temas principales son el movimiento revolucionario, la crítica a la sociedad capitalista y el imperialismo, pero en México se les suman episodios de la historia tradicional del país azteca que apelan a las raíces ancestrales del pueblo mexicano, el muralismo era más surrealista.
El muralismo mexicano transcendió las fronteras nacionales cuando Siqueiros y Rivera son invitados a pintar en EU. La América Tropical que Siqueiros pintó en Los Ángeles simboliza al pueblo mexicano crucificado con un águila del imperialismo estadounidense sobre su cabeza (la pintura fue destruida pasados tan sólo unos años, pero se reconstruyó en 2012). La misma suerte (de ser destruida) corrió El hombre en el cruce de caminos, de Rivera, en el Rockefeller Center en Nueva York, que representa a Lenin estrechando las manos de los obreros.
[caption id="attachment_681253" align="aligncenter" width="2489"] En la obra pintada para el Palacio de Bellas Artes en 1934 el muralista concluye el trabajo que censuró Rockefeller un año antes. Foto: Especial[/caption]
Curiosamente dentro del movimiento comunista Rivera y Siqueiros se encontraban en los lados opuestos. Rivera alojó a la familia de León Trotsky, desterrado de la URSS, en la famosa Casa Azul, donde el exiliado ruso tuvo un lío amoroso con la esposa de su amigo, Frida Kahlo, otro símbolo de la pintura mexicana cuyo féretro, en 1954, estaría cubierto con la bandera roja de la hoz y el martillo. Al contrario, Siqueiros tomó parte en el asalto a la casa de Trotsky en mayo de 1940, varios meses antes de su asesinato.
En resumen, los años posrevolucionarios estaban marcados por una influencia mutua de las culturas mexicana y rusa. Visitaron las tierras mexicanas el poeta revolucionario ruso Mayakóvsky, que escribió poemas sobre su viaje a México; el cineasta de renombre, Eisenstein, que rodó la cinta ¡Que viva México!
Si bien han pasado los tiempos revolucionarios, los lazos culturales entre México y Rusia siguen desarrollándose. “Lo primero que conocí en México fue la pintura”, decía Mayakóvsky refiriéndose a Diego Rivera, quien fue a esperar al poeta ruso a la estación del tren. De igual forma el público ruso tendrá la ocasión de conocer los cuadros de Rivera y Frida Kahlo que serán expuestos en el Museo Pushkin y en la Galería Tretiakov en Moscú en 2019.
*Agregado cultural de la embajada de Rusia en México