Las exposiciones responden a cuestionamientos que los investigadores o curadores se hacen sobre algún aspecto específico de un autor o alguna pieza: se preguntan sobre el objetivo que cumple tal imagen en un artista, o por qué la conservaba. Así, con simples preguntas surgen algunos discursos curatoriales. Este es el caso de María Estela Duarte y Mariano Meza, quienes decidieron profundizar en la relación entre Diego Rivera y la URSS.
Detrás de la investigación está la curiosidad de un investigador que, al encontrar en el acervo del Museo Casa Estudio Diego Rivera una serie de fotografías en vidrio que mostraban escenas militares, actividades deportivas, marchas, de origen soviético, comenzó a indagar junto con su colega, a relacionar hechos y a plantear hipótesis de cómo fue la experiencia de la URSS en Rivera.
Como lo explica la propia María Estela Duarte: “Esta es la primera vez que se profundiza sobre las dos estancias de Diego Rivera en la URSS. La primera fue en 1927, cuando fue invitado como parte del Partido Comunista Mexicano a celebrar la conmemoración del X aniversario de la Revolución Rusa. Durante su estancia, además de dictar conferencias e impartir clases sobre muralismo, fue invitado a realizar un mural, el cual no fue terminado; y la segunda, en 1955, cuando lo invitaron para entregarle un reconocimiento, y decidió aprovechar este viaje para ser tratado del cáncer que padecía en el Hospital Jardín Botkin ”.
“Aunque existe información de ambos viajes, sólo es anecdótica y no existe un estudio a profundidad de sus repercusiones dentro de la obra de Rivera. Sin embargo, fuimos armando piezas a partir de la correspondencia que encontramos y de la colaboración muy importante de Larisa Ivanova, del Archivo de Literatura y Arte de Rusia”.
“Es muy importante resaltar que estos viajes no conforman una línea paralela de la vida de Diego, sino que son experiencias sustantivas que transforman su mirada sobre el arte, y lo vamos a ver en los murales que realizó después de 1927, por ejemplo, en los de la Secretaría de Educación Pública o en Palacio de Bellas Artes”.
En este sentido la exposición permite conocer a profundidad la relación de Diego Rivera y su vinculación con el mundo soviético y da cuenta del quehacer íntimo del artista, la fortaleza de su dibujo, la rapidez de sus trazos y la búsqueda estética que el artista manifiesta todo el tiempo.
“Este es un Diego Rivera diferente, lo cual vamos a ver a través de dibujos, influenciado por la paleta rusa, el ambiente y el clima de ese país, en el que retrata la vida del pueblo, del hospital, la reconstrucción de Rusia y de los países por los que pasa después de la Segunda Guerra Mundial”, señaló Ma. Estela Duarte.
Con esta exposición, el Instituto Nacional de Bellas Artes termina un ciclo de tres estudios en torno a Diego Rivera para conmemorar el 130º aniversario de su natalicio. El primero fue Diego Rivera. Re visiones de Norteamérica, exhibición curada por Juan Coronel Rivera, que se presentó en el Museo Mural Diego Rivera y que abordó la actuación de Diego Rivera en Estados Unidos; la segunda fue Picasso/ Rivera. Conversaciones a través del tiempo, presentada por el Museo del Palacio de Bellas Artes y esta última.
* Coordinadora Nacional de Artes Visuales del INBA.