No nos podemos quejar, hay chimichangas en el mercado mexicano de los cómics con “Deadpool y Wolverine. Black, White & Blood”, este par de títulos traídos por Editorial Panini, ideales para acompañar la película que une a Wolverine y Deadpool dentro de lo que parece una enorme y muy divertida broma, hablemos a detalle de ellos.
WOLVERINE: BLANCO, NEGRO Y SANGRE, RESENTIMIENTO Y FURIA
Este es un verdadero festín no sólo para los que aman la acción sin limitantes, sino para aquellos fans del mutante preferido de Marvel, ya que pueden disfrutar de su lado feral completamente liberado, en secuencias frenéticas donde su condición física es llevada al extremo de la inmolación y el sadismo para utilizarle como lo que según la ficción se pensó que fuera, un arma.
La brevedad de los pasajes realizados por distintos guionistas e ilustradores, ente ellos Chris Claremont -Fantastic Four, Saga de Fénix Oscura-, Adam Kubert -Astonishing Spider-Man & Wolverine- y Salvador Larroca -Gambit and the Externals-, aunado al alto contraste que ofrece el blanco y negro salpicado de rojo, consigue una total contundencia a la hora de hacer incisiones argumentales y moverse entre los huecos de la vida conocida del personaje, para presentar batallas nunca antes vistas, y aunque algunas no trascienden el canon establecido por Marvel, sí amplían de forma interesante y muy entretenida la exploración de su psique atormentada y sus instintos, y sobre todo aquello que le queda después de la furia y se convierte en una resaca existencial que le conduce al vacío.
DEADPOOL: BLANCO, NEGRO Y SANGRE, Y MUCHA MALA LECHE
Pero si a Wolverine le sienta de maravilla el blanco y negro salpicado de rojo, Deadpool no se queda atrás cuando le agregan fuertes dosis de humor mala leche. Se trata de un compilado de frenéticos episodios que le llevan al extremo no sólo como la más vulgar sátira del concepto de los superhéroes, sino del lenguaje de los propios cómics.
Y es que el rompimiento de la cuarta pared aquí solamente es el principio de una serie de transgresiones gráficas, incluyendo invasiones de cuadros de diálogo y perspectivas en primera persona, que van a la par de lo políticamente incorrecto para exacerbar la enorme diversidad de estilos que nos ofrecen ilustradores como Phil Noto -Jonah Hex, Star Wars: Chewbacca- y Paco Medina -Venom, Legendary Star Lord-.
Así entonces tenemos desde historias que aprovechan el que los zombies al igual que nuestro estimado mercenario bocón, son personajes capaces de soportar cualquier tratamiento, y que en este caso dan pie a retorcidas interpretaciones de la amistad; hasta las que ofrecen un tributo a la época análoga y disimuladamente nos recuerdan que las plataformas digitales no son acervos fílmicos, pasando por ese célebre western-samurai con el que el reconocido Stan Sakai -Usagi Yojimbo-, nos cuenta cómo es que nuestro protagonista obtuvo sus famosas espadas.
Este par de cómics, el primero apegado al thriller y el drama, el otro a la comedia más absurda; son una una maravillosa locura que por si fuera poco, vienen en ediciones gigantes donde explotan espectaculares los trazos salvajes de viñetas a páginas completas pletóricas de sangre.
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