Diversa Cultural

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EL PIE HUMILLADO

En realidad, todos los males del hombre vienen de haber decidido ser un bípedo, cuando su naturaleza le imponía distribuir el peso del cuerpo entre cuatro extremidades. Por supuesto, con ello nuestros progenitores desarrollaron la habilidad de las manos, liberadas de su función locomotora, haciendo posible la historia humana. Pero creo que el equilibrio perfecto se alcanzó durante la larga permanencia en los árboles. Aunque las manos no estuvieran del todo preparadas para la técnica y las artes, al tener que servir para agarrarse a las ramas, la variada estructura de las sujeciones arbóreas exigía al cuerpo humano posturas siempre distintas y permitía la aparición de nuevos talentos. Basta pensar en cómo las civilizaciones terrícolas humillaron la inteligencia del pie, favoreciendo el triunfo de una obtusa progenie de hombres de pies pegados al suelo con torpe y callosa perseverancia, cerrando los caminos de la selección natural a los dotados pies prensiles, versátiles, industriosos, ágilmente digitales y nerviosamente táctiles y musicales.

Italo Calvino, Mundo escrito y mundo no escrito, trad. Ángel Sánchez-Gijón, Ediciones Siruela, 2006.

LOS SEUDÓNIMOS DE KIERKEGAARD

Kierkegaard desarrolló una peculiar forma de exposición por medio de la creación de seudónimos, en un sentido completamente novedoso. […] El filósofo danés crea los seudónimos como una nueva forma irónico-socrática de hacer filosofía. [Un] seudónimo es un psicólogo que, por medio de sus observaciones, devela el verdadero rostro de los hombres; otro es un enamorado que encuentra el sentido de la existencia cuando dolorosamente el compromiso amoroso se rompe; otro es un hombre de Estado, con una personalidad bien ordenada racional y éticamente, el cual procura mostrar en su propia vida las ventajas de una vida disciplinada. Estos y otros seudónimos, con una gran variedad de estilos literarios, buscan comunicarse con el lector […] Esta riqueza literaria… representa también una gran complejidad interpretativa… ¿Cómo distinguir

el pensamiento de los seudónimos del pensamiento de Kierkegaard? ¿Cómo compaginar los escritos seudónimos con los que no lo son?... A esto hay que añadir que las traducciones de divulgación de sus obras en ocasiones tienen errores tan elementales como no indicar, en ningún momento, que se trata de una obra seudónima. […] El conjunto de los escritos de Kierkegaard puede compararse a un gran rompecabezas, el cual no tiene de antemano el molde que sirve para ubicar cada pieza, de tal forma que quien ha decidido armarlo tiene que ser muy paciente, pues sólo en la medida que avance podrá comprender el sentido de las piezas sueltas…

Leticia Valadez H. y Luis Guerrero M., “Kierkegaard: La filosofía como vocación del escritor”, El garabato, núm. 12, 2000.

Kierkegaard

CAUTIVERIO

[El] día 6 o 7 de septiembre (1575), en compañía de su hermano Rodrigo, Cervantes se embarcaba en una flotilla de galeras que salía de Nápoles con destino a Barcelona. En el golfo de León, el 18 de septiembre, una tormenta, frente a las costas catalanas, dispersó la expedición; y la galera en la que viajaban los Cervantes (la Sol) quedó a merced de una partida de piratas berberiscos, al mando de los cuales iba un renegado albanés conocido como Arnaut Mamí. La Sol se defendió con valentía, pereciendo en la batalla muchos de sus ocupantes, aunque los supervivientes no pudieron evitar la derrota. Los corsarios saquearon la embarcación el día 26. Tras hacer cautivos a muchos de sus pasajeros (entre otros, a los dos hermanos Cervantes), los corsarios pusieron rumbo a Argel antes de que el resto de la flotilla española pudiera hacer nada por impedirlo. El 29 de septiembre hicieron su entrada en Argel. Cervantes, que (de ser ciertas las hipótesis que lo hacen nacer en el día de San Miguel) cumpliría esa misma fecha 28 años, pasó a ser propiedad de Dalí Mamí (el segundo de Arnaut Mamí), quien tasó su rescate en quinientos escudos de oro, un precio muy superior al de un cautivo normal. […] Ser cautivo es, en palabras de quien bien lo tenía experimentado, vivir “sin libertad, / entre hierros apretado, / pobre, desnudo, cansado, / lleno de necesidad, / subjeto a mil desventuras, / a palos, a bofetones, / a mazmorras, a prisiones / donde estás continuo a escuras” (M. de Cervantes, El trato de Argel, vv. 181-188).

Javier Blasco, Este que veis aquí… Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, Museo Iconográfico del Quijote, México, 2019.

Miguel de Cervantes Saavedra

DECEPCIÓN DE CASTELLANOS

A Raúl Ortiz y Ortiz, diplomático mexicano y reconocido traductor de Bajo el volcán, de Malcom Lowry, le escribía con frecuencia su amiga Rosario Castellanos asuntos divertidos. En una de las cartas, le cuenta: “He tenido unas experiencias siniestras. Como ésta es una ciudad [Madison, Wisconsin] muy cosmopolita (160 mil habitantes nada menos) hay una multitud de cines en los que exhiben películas de una actualidad espeluznante. La dolce vita, por ejemplo. Me lancé a verla, cuando vi que pasaban semanas y semanas sin cambiar el programa. Y que aparece el precioso de Mastroianni hablando en inglés, el infecto. La película estaba doblada y nunca entendías por qué los protagonistas se abofeteaban, intentaban suicidarse, hacían toda clase de contorsiones. Porque ni siquiera habían levantado la voz y se expresaban con una corrección de lo más sajona. Y sangrona. Qué horror, cómo parece de vieja y de pasada de moda esa obra maestra que nos conmovió

en nuestra lejana juventud”.

Rosario Castellanos y Raúl Ortiz y Ortiz, Cartas encontradas (1966-1974), ed. Alfonso D’Aquino, Tezontle, FCE, 2022.

Porter de la película "La dolce vita"

SOBRES EN VERSO

En una larga conversación entre Javier Menéndez Flores y Joaquín Sabina, que según este último duró “cinco noches, whisky mediante”, el compositor y cantante le contó esta anécdota: “Cuando yo estaba en la mili mi padre me escribía –algo que en aquella época no era tan raro, pero que ahora es rarísimo– no cartas en verso, sino sobres en verso. Es decir, escribía un soneto en el sobre y el cartero tenía que adivinar quién era. Y yo no contestaba. Claro, el problema no era para él, era para mí. Porque el barracón de la mili era terrible. El cabo se subía al taburete y empezaba: ‘Felipe Fernández, Luis Antonio no se qué…’, y cuando por fin llegaba mi sobre, que no era un nombre y un apellido sino un soneto, yo me metía debajo de la cama para que no me tomaran por maricón”.

Joaquín Sabina-Javier Menéndez Flores, Sabina en carne viva, Debolsillo, 2007.

UN ARTISTA EN BLANCO Y NEGRO

“Posada trabajaba a la vista del público —escribe José Clemente Orozco en su Autobiografía— detrás de la vidriera que daba a la calle y yo me detenía encantado por algunos minutos, camino a la escuela, a contemplar al grabador, cuatro veces al día, a la entrada y a la salida de las clases, y algunas veces me atrevía a entrar a hurtar un poco de las virutas de metal que resultaban al correr el buril del maestro sobre la plancha de metal de imprenta pintada con azarcón”…

Posada, un hombre de baja estatura, macizo, ancho, de piel oscura, rostro redondo y facciones indígenas, trabajaba silenciosa y anónimamente el día entero, vistiendo un delantal gris, inclinado sobre su mesa y recibiendo un salario igual al de los demás trabajadores.

Nunca se sintió un artista consumado y jamás pensó que su obra tendría la trascendencia que hoy tiene —él, que tuvo tan grandiosa imaginación— que sentaba las bases del arte mexicano contemporáneo. […]

Agustín Sánchez González, José Guadalupe Posada. Un artista en blanco y negro, Conaculta, 2010.

José Guadalupe Posada