Alan Parker (1944-2020)

Filo luminoso

Alan Parker
Alan ParkerFuente: imdb.com
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La transición de la década de los setenta representó para Hollywood la necesidad de revitalizarse, adoptar nuevas estrategias fílmicas y distanciarse de las corrientes más experimentales e intelectuales que habían llegado desde la posguerra. La búsqueda de nuevos estilos dio lugar al reclutamiento de cineastas como Alan Parker, quien desde sus primeros trabajos mostró una notable destreza narrativa, formalidad estilística, gran versatilidad y la capacidad de hacer películas accesibles para las masas, emotivas y con enorme poder de seducción. Su filosofía era simple: en esencia, se resumía en la noción de que “una película vive únicamente cuando el público reacciona a ella”. A los 76 años, tras una larga enfermedad, Parker murió el pasado 31 de julio, dejando un vasto legado fílmico (14 películas, de las cuales escribió seis), 19 premios BAFTA, diez Globos de Oro y diez premios Oscar.

Nació en Islington, al norte de Londres, el 14 de febrero de 1944, durante un bombardeo nazi, en el seno de una familia proletaria. Como otros cineastas británicos importantes de su generación (Ridley y Tony Scott, Adrian Lyne, Hugh Hudson y Jonathan Glazer), comenzó haciendo comerciales, en parte porque prácticamente no existía una industria cinematográfica. Entró a una agencia de publicidad donde fue ascendiendo y a los 22 años se volvió el escritor mejor pagado de la industria, lo cual le permitió dirigir anuncios. Él mismo financió su debut en largometraje, No Hard Feelings (1973), que fue estrenado por la BBC tres años más tarde. Era una historia de amor en medio de un bombardeo que duró 57 noches consecutivas en Londres. Su siguiente película fue The Evacuees (Los evacuados, 1975) rodada para la televisión, que también ocurría durante la Segunda Guerra Mundial. Pero la cinta que lo puso en el mapa y que alcanzó reconocimiento internacional fue Bugsy Malone (1976), un musical de gángsters interpretado por niños (incluyendo a Jodie Foster) que según él fue tan sólo “un ejercicio pragmático para entrar al mundo del cine” y que resultó en una nominación a la Palma de Oro y un boleto a Hollywood.

Si bien este filme se volvió una especie de parteaguas del cine infantil, su siguiente película dio un giro radical tanto de estilo como de temática, que se volvió la referencia obligada de paranoia para todo aquel que se atreviera a cruzar fronteras con tan sólo un toque de mariguana: Midnight Express (Expreso de medianoche, 1978). La brutalidad de las cárceles turcas pasó a representar el epítome del terror para una generación que creció con la abundancia y la ilegalidad de las drogas. El guión de la cinta fue el debut de Oliver Stone y le dio su primer Oscar, la pista sonora de Giorgio Moroder (que también obtuvo un Oscar) aún sonoriza las pesadillas de muchos de nosotros. Esta cinta estableció el prestigio de Parker como un director efectivo y atrevido.

Su siguiente película, Fama (1980), fue un éxito de taquilla y la inspiración de miles de aspirantes a bailarines, músicos y actores, además de que convirtió a la Escuela de Artes Escénicas de Nueva York (hoy conocida como La Guardia) en una especie de Meca de la creatividad (paradójicamente, la dirección no permitió a Parker usar la escuela debido a la fama que él traía de su película anterior). Era un musical diferente que rompía con las convenciones del género y dio lugar a una serie televisiva y numerosas imitaciones.

En 1982 filmó el que consideraba su primer filme adulto, Shoot the Moon (Después del amor), la desesperanzada historia de un matrimonio que se colapsa y la irremediable muerte del amor. La contraparte de este trabajo relativamente convencional y personal (el mismo Parker atravesaba por un momento difícil en su matrimonio) fue The Wall, filmada ese mismo año con base en la obra maestra del rock progresivo, el disco doble del mismo nombre de Pink Floyd. La ópera rock con animaciones de Gerarld Scarfe fue vista como una simple concepción visual del disco conceptual y no dejó satisfecho a Roger Waters (quien la describió como “un ataque a los sentidos que no me dio la oportunidad de involucrarme como espectador”), ni al resto de la banda ni al propio Parker, quien reconoció que tal vez no debió aceptar el proyecto (con el tiempo dejó de afirmar que la odiaba y dijo que era producto de un periodo tortuoso pero altamente creativo). Sin embargo, el filme es una obra de culto, un objeto casi devocional para los fans, un trabajo revelador y visionario, así como una cinta hipnótica y fascinante.

Su filosofía era simple: se resumía en la noción de que una película vive únicamente cuando el público reacciona a ella

A esta película siguieron una serie de filmes eclécticos que recorrían géneros y estilos diversos, como el thriller criminal e histórico Mississippi Burning (Mississippi en llamas, 1988), el drama de dos amigos traumatizados por su experiencia en la guerra de Vietnam; Birdy (1984, con una fabulosa pista sonora de Peter Gabriel); el tenso horror noir psicológico en tono faustiano de Angel Heart (Corazón satánico, 1987); la espléndida comedia musical The Commitments (1991); el drama del internamiento japonés durante la Segunda Guerra Mundial en Come See the Paradise (Bienvenido al paraíso, 1990) y el impostado drama musical de Evita (1996). Su última cinta fue una reflexión sobre la pena de muerte, The Life of David Gale (La vida de David Gale, 2003).

Las influencias de Alan Parker vienen de la tradición fílmica inglesa que representan Carol Reed, David Lean y Ken Loach. Este cineasta estaba en contra de la idea del cine de autor e incluso sentía desdén por ese concepto. Aunque alguna vez dijo que dirigir una película era como un curso intensivo en megalomanía, siempre sostuvo que el filme era producto de un equipo y no de un individuo: el cine era para él una expresión artística colaborativa. Ser autor (en el sentido de Andrew Sarris) le resultaba equivalente a seguir una carrera entera filmando la misma película.

Hoy el cine de Parker podría verse como un obra complaciente por su provocación mesurada e insensible por sus decisiones de representación. Expreso de medianoche es considerada aún hoy como un panfleto con tintes que van del orientalismo al racismo; asimismo algunos, como Coretta Scott King, viuda de Martin Luther King, vieron en Mississippi en llamas una versión de la lucha por los derechos civiles sin protagonistas negros y Spike Lee la definió como otra historia de “salvadores blancos”. Y en ambas cintas Parker se tomó amplias libertades con el material original: tanto con el libro de Billy Hayes y William Hoffer sobre la cárcel turca como con los asesinatos de tres activistas de los derechos civiles en 1964.

En 2015, Parker declaró en el festival de Bari: “Los directores no mejoran con la edad sino que se repiten, y aunque hay excepciones su trabajo en general no mejora. Ésa es la razón por la que he decidido no hacer más películas”. Poco después anunció que se dedicaría a la pintura y que ese arte lo hacía profundamente feliz.