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Benedetta: ¿Vale la pena ver la polémica y escandalosa película de monjas?

La polémica película “Benedetta” se estrena en cines de México; te decimo si debes ir a verla

Benedetta: ¿Vale la pena ver la polémica y escandalosa película de monjas? Especial

Paul Verhoeven, responsable de emblemáticas películas como “Bajos Instintos” (1992) y producciones con aire a objeto de culto como “Robocop” (1987), es conocido y a veces denostado por sus excesos. Sin embargo, en su cine estos no suelen ser el problema por sí mismos, sino el que en determinados momentos los traiciona.

Tal como sucede en “Benedetta”, producción francesa que, luego de competir en el festival de Cannes por la Palma de Oro y dar mucho de qué hablar, tanto por el tema como por la forma, ya llega a la cartelera mexicana.

Y es que en esta libre adaptación de la novela “Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy” de Judith C. Brownque, la cual recupera la historia de una novicia que en la Italia del siglo XVII aseguraba ser capaz de hacer milagros, y fue escalando en los estratos de poder dentro del convento al que pertenecía; en realidad tales atrevimientos tienen todo el sentido y hasta resultan bastante interesantes.

Cada una de las visiones pertenecientes al campo de lo onírico, en las que se transgreden a distintos niveles las figuras sacras elaborando secuencias salpicadas de erotismo y de violencia explícita que ralla en la serie B, son una sarcástica representación de la transición mental y emocional en la que se ve sumergida la protagonista, debido a la confrontación entre sus creencias, sus impulsos sexuales, un sistema religioso de por sí tergiversado por los intereses particulares, y un entorno en donde la fe de las personas obedece a los perjuicios, mientras una plaga consume sus cuerpos.

Pero, además, cada una de éstas impacta sin demasiados rodeos en el terreno de lo real, centrándose principalmente en un objeto destinado a dar la estocada final de una crítica con tintes de sátira.

Es una lástima que la convicción se le termine al director hacia el último tercio del relato, despojándole del espíritu iconoclasta que se había convertido en su principal herramienta para la disección, la cual, al no ser llevada hasta sus últimas consecuencias, apostando así por una manufactura convencional que por momentos evidencia pequeños descuidos en la ejecución; se queda en la mera provocación.

Aún así, el oficio y el afán de evitar la condescendencia para con sus personajes con el que se encamina a la parte final, manteniendo la intensidad del ritmo y cierta sorna, aunado a las comprometidas interpretaciones de Virginie Efira y Charlotte Ramoling, sostienen este drama de época y su irónica exposición a cerca del autoengaño, las manipulaciones y la hipocresía que surge en las entrañas de las instituciones religiosas.

rc

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