La lucha de Heidi Crowter no es fácil, pero no se dejará vencer hasta lograr su propósito: evitar que se interrumpan embarazos de bebés a los que se les ha detectado Síndrome de Down, una enfermedad con la que ella también nació, hace 27 años.
En algunos países de Europa, como Inglaterra, Escocia y Gales, el aborto está permitido hasta las 24 semanas de embarazo, pero -tal y como reporta la BBC de Londres- si al feto se le detecta Síndrome de Down, es posible abortarlo en cualquier momento de la gestación "incluso hasta el mismo día del parto".
"Es discriminatorio"
Heidi Crowter, una británica de 27 años, lucha para que en su país, se modifique una sección de la llamada Ley de Aborto -que data de 1967- la cual permite que si el feto presenta Síndrome de Down, pueda ser abortado en cualquier momento del embarazo, incluso hasta el mismo día del parto.
"Es discriminatorio. Quiero luchar por los derechos de los nonatos con Síndrome de Down para que tengan los mismos derechos que todos los demás", indicó para el medio británico. Ella se muestra como un ejemplo de que las personas con Síndrome de Down, pueden salir adelante como cualquier ser humano en el mundo y que es egoísta no darles la oportunidad de vivir cuando son totalmente capaces.
"Lo primero que sintieron mis padres fue miedo. No sabían qué esperar, pensaban que nunca iba a poder independizarme, que nunca me casaría. Mi primer año de vida fue muy duro porque nací con un agujero en el corazón y debieron operarme. Entraba y salía de hospitales, aún tengo la cicatriz en el pecho", indicó. Esto provocó que sus padres se dieran cuenta que lo único que necesitaba para vivir era amor, así que la criaron igual que al resto de sus hijos y con ayuda de una maestra integradora, Heidi pudo mudarse sola a los 20 años y comprometerse con James, un joven que también tiene Síndrome de Down.
Su activismo no para
Luego de casarse, comenzó de manera formal el activismo de Heidi Crowter. Fue en el año 2018 cuando el gobierno británico introdujo un test opcional para mujeres embarazadas en el sistema público de salud, el cual determina si un feto tiene Síndrome de Down, a través de una prueba no invasiva. ¿A dónde nos lleva todo esto? A que más mujeres deciden abortar a bebés con esta enfermedad.
De acuerdo a especialistas consultados por BBC como Gert de Graaf, Frank Buckley y Brian Skotko, en Europa, en la última década "el 54 por ciento de los embarazos en los que el feto tenía Down fue interrumpido". Heidi agrega que "si hay más pruebas, cada vez nacerán menos niños. En algunos países como Islandia, el 100 por ciento de los bebés con Down, son abortados".
La Corte de Apelaciones británica rechazó la petición de Crowter el 25 de noviembre pasado indicando que no se afectan en absoluto los derechos de las personas con Síndrome de Down, algo que secunda Clare Murphy, directora ejecutiva del Servicio Británico de Asesorías de Embarazo: "No hay contradicción entre una sociedad que está a favor de los derechos de los discapacitados y que permite a las mujeres tomar decisiones difíciles en momentos angustiosos".
Heidi Crowter sigue pensando que esta ley es obsoleta, pues cuando se aprobó, "las personas con Down no podían ir a la escuela y eran internadas en institutos. No tenían los tratamientos ni la tecnología que existe hoy". Heidi seguirá luchando para reducir el estigma del que se dice víctima por parte de las autoridades, esperando que se dé esa oportunidad de vida a quienes como ella, padecen Síndrome de Down.