¿Los jueces sin rostro una opción para México?

ANTINOMIAS

ANTONIO FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ
ANTONIO FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ
Por:
  • Antonio Fernández Fernández

“Plata o plomo”

Pablo Escobar

Ante los recientes asesinatos del Juez de Distrito Uriel Villegas Ortiz y de su esposa, Verónica Barajas, quienes fueron ultimados en su casa, en la ciudad de Colima, todo el aparato de justicia del país se conmocionó, por lo que el presidente de la Suprema Corte, el ministro Arturo Zaldívar, llamó a las autoridades a garantizar la seguridad de los juzgadores y de sus familias.

La muerte del Juez no fue un caso fortuito en nuestro país, ya que por el empoderamiento del crimen organizado, las vidas de quienes integran los órganos de seguridad (policías), de investigación (Ministerios Públicos) y los de impartición de justicia (jueces y magistrados) están en constante peligro, pues tienen que enfrentarse a la disyuntiva que les presenta el narco de “plata o plomo”; y ante la incapacidad del Estado para brindarles protección, algunos se venden y otros corren el riesgo de ser asesinados.

Así, ante la amenaza del crimen organizado y la desesperación de un gobierno para asegurar la vida de sus juzgadores, en diversas ocasiones se ha presentado la propuesta de establecer la figura de los llamados jueces sin rostro como una posible solución para ocultar la identidad de los juzgadores.

Los llamados jueces sin rostro surgen en Italia a finales de la década de los ochenta, como una solución ante las poderosas mafias, principalmente la “cosa nostra”, asesinaron a jueces, entre ellos a Giovanni Falcone, quien fuera el principal organizador de la operación instaurada contra la mafia. Al final se logró encarcelar a varios miembros de la clase política y unos quinientos mafiosos.

En nuestro continente varios países han establecido la figura de los jueces sin rostro, entre ellos, Colombia, Perú y recientemente Brasil, como una solución ante la amenaza de la vida de sus juzgadores. En Colombia se instauró para luchar contra el narco; no obstante, el narco ofrecía grandes cantidades para saber la identidad de los jueces y así logró asesinar a varios de ellos, por lo que en 1999 se canceló dicha figura. El caso de Perú funcionó de 1991 a 1997 después de que Fujimori la promovió para enfrentar principalmente al grupo guerrillero Sendero Luminoso; sin embargo, se descubrió que fueron juzgadas personas inocentes y se canceló; mientras que en Brasil, apenas en el año 2019 la instauró ante grandes críticas.

En México, los jueces sin rostro no tienen cabida dentro de nuestro sistema actual, por ser un sistema oral y con la necesaria presencia del juez en las audiencias; además de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha declarado que los jueces sin rostro son violatorios de la convención, al no tener conocimiento de la idoneidad y grado de competencia de los jueces.

Sin duda estamos en una crisis de seguridad, donde los jueces que atentan contra los intereses de los carteles corren un gran peligro, pero lo mejor que puede hacer el Estado Mexicano es ser más eficaz en garantizarles su seguridad y con ello la sana impartición de justicia.