Arturo Damm Arnal

Composición del consumo

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Si por consumo entendemos el uso de un bien o servicio para satisfacer una necesidad (comerse una torta para quitarse el hambre y beberse un refresco para quitarse la sed), en México no contamos con un indicador relacionado con el mismo.

Pero, dado que en la mayoría de los casos, antes de consumir un satisfactor hay que comprarlo (el refresco y la torta), dicha compra es un buen indicador del consumo. Y eso, la compra de bienes y servicios, exceptuando la adquisición de bienes inmuebles y objetos lujosos, es lo que reporta el INEGI con el mal llamado Indicador Mensual del Consumo Privado, que debería llamarse Indicador Mensual de la Compra de Bienes y Servicios.

Dediqué el último Pesos y Contrapesos al consumo, que se encuentra en máximos históricos, y a la confianza del consumidor, que desafortunadamente es desconfianza. Hoy analizaré la composición del consumo, por medio del Indicador Mensual del Consumo Privado.

En términos mensuales, comparando cada mes con el mes anterior, en abril la compra de satisfactores aumentó 0.5 por ciento: 0.3 la de productos de origen nacional (menos 0.4 bienes y más 1.0 servicios), y 2.8 la de bienes importados, que resultó 2.5 puntos porcentuales mayor que la de nacionales, lo que equivale al 833.33 por ciento.

En términos anuales, comparando cada mes con el mismo mes del año anterior, en abril la compra de satisfactores aumentó 3.5 por ciento: 2.6 la de productos de origen nacional (menos 0.7 bienes y más 5.2 servicios), y 12.4 la de bienes importados, que resultó 9.8 puntos porcentuales mayor que la de nacionales, lo que equivale al 376.92 por ciento.

Parte de la explicación de por qué creció tanto la compra de bienes importados tiene que ver con la apreciación del peso frente al dólar, con la baja en el precio del dólar en términos de pesos y, por ello, con la baja en el precio, en términos de pesos, de los productos importados, operando la ley de la demanda: Ceteris paribus, a menor precio mayor cantidad demandada, y viceversa.

Por ejemplo, entre enero y abril de 2019, antes de que iniciara la recesión, el crecimiento promedio mensual de la compra de bienes importados, en términos mensuales, fue 0.88 por ciento y, en términos anuales, 1.63. En ese cuatrimestre el tipo de cambio promedió 19.17 pesos por dólar.

Entre enero y abril pasados, ya superada la recesión, el crecimiento promedio mensual de la compra de bienes importados, en términos mensuales, fue 3.18 por ciento (2.3 puntos porcentuales mayor, el 261.36 por ciento) y, en términos anuales, 12.10 (10.47 puntos porcentuales mayor, el 642.33 por ciento). En ese cuatrimestre el tipo de cambio promedió 18.55 pesos por dólar (0.62 centavos menos, una apreciación del 3.23 por ciento).

Lo dicho: Ceteris paribus, a menor precio mayor cantidad demandada, y viceversa.

Mucho se ha discutido si conviene o no la apreciación del peso frente al dólar, y por lo general la respuesta es depende: si gano en pesos y pago en dólares, me conviene (por ejemplo: importadores); si gano en dólares y pago en pesos no me conviene (por ejemplo: exportadores), pero, si el problema económico de fondo es la escasez, una de las condiciones para minimizarla es que los precios sean los menores posibles, y a eso contribuye la apreciación del peso frente al dólar, lo cual, para la economía mexicana abierta al comercio exterior, es bueno.