Arturo Damm Arnal

De la convención hacendaria

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
Arturo Damm Arnal
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El Gobierno Federal y la Convención Nacional de Gobernadores, Conago, se pusieron de acuerdo para llevar a cabo una Convención Nacional Hacendaria, en la cual se revisará la manera en la que se redistribuyen los recursos que aporta la Federación a estados y municipios, los ramos 28 (participaciones: recursos no etiquetados) y 33 (aportaciones: recursos etiquetados para salud, seguridad, educación), redistribución que se realiza conforme a lo establecido en la Ley de Coordinación Fiscal.

Mucho es lo que debe analizarse con relación al tema de la redistribución interestatal del ingreso (porque de eso se trata: de una redistribución del ingreso entre estados, por la que el gobierno le quita a unos para darle a otros), y la principal pregunta es si hay manera de que todos queden satisfechos: los que aportan mucho y reciben poco, que quieren aportar menos y recibir más, y los que reciben mucho y aportan poco, que quieren, ¡al igual que los anteriores!, aportar menos y recibir más. Ese es el problema, que el esquema es uno de redistribución del ingreso, que solo funciona si a unos se les quita más de lo que se les da, y a otros se les da más de lo que se les quita, obligando a los que más tienen, razón por la cual se les quita más, a ayudar a los que menos tienen, razón por la cual se les da más. Si a todos se les diera la misma cantidad que se les quita no habría redistribución del ingreso y el ejercicio no tendría sentido.

De entrada hay intereses encontrados. Los que aportan mucho y, con relación a lo que aportan, reciben poco, se quejan y quieren revertir la situación: recibir más. En el otro extremo están los que aportan poco y, con relación a lo que aportan, reciben mucho, se quejan y también quieren revertir la situación: recibir más. Ante la redistribución del ingreso, ya sea interpersonal, intergrupal, interestatal, intermunicipal (no hay que olvidar a los municipios, que también participan), lo que las partes involucradas quieren es que se les quite menos y se les dé más. En el extremo: que no se les quite nada y se les de todo.

El actual sistema, que tuvo su origen en la Convención Nacional Fiscal de 1947, y su sustento jurídico en la Ley de Coordinación Fiscal de 1953, está diseñado para la redistribución interestatal del 20 por ciento de la recaudación del Gobierno Federal, sin la cual no tiene sentido, por lo que el único resultado posible de la Convención Nacional Hacendaria, que tiene como objetivo revisar la manera en la que se redistribuyen los recursos que aporta la Federación a estados y municipios, es una menor redistribución, que favorecería a quienes se les quita más, ya que se les quitaría menos, y perjudicaría a quienes se les da más, ya que se les daría menos, pero no su eliminación. ¿Será ese el resultado? Ya veremos.