Arturo Damm Arnal

Deuda gubernamental

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Cuatro son las fuentes de financiamiento del gasto gubernamental: impuestos, deuda, venta de activos, producción de dinero.

Los impuestos deben ser la fuente habitual de financiamiento del gasto gubernamental y lo ideal, del cual estamos muy lejos, es el impuesto único (ni uno más), universal (sin excepción, ni de objeto, ni de sujeto, gravable), homogéneo (la misma tasa en todos los casos), no expoliatorio (para financiar solo las legítimas tareas del gobierno), a la compra de bienes y servicios para el consumo final (no a las inversiones directas, no al ingreso, no a las utilidades, no al patrimonio).

La deuda puede ser una fuente habitual de financiamiento del gasto gubernamental si los recursos así obtenidos se destinan a la producción y oferta de algún bien o servicio cuya venta genere los ingresos necesarios para liquidar esos pasivos (producción de bienes y servicios que, dicho sea de paso, es la tarea propia de los empresarios privados no del gobierno), tal y como se señala en el artículo 73 de la Constitución, en el cual leemos que “ningún empréstito podrá celebrarse sino para la ejecución de obras que directamente produzcan un incremento en los ingresos públicos o, en términos de la ley de la materia, los que se realicen con propósitos de regulación monetaria, las operaciones de refinanciamiento o reestructura de deuda que deberán realizarse bajo las mejores condiciones de mercado; así como los que se contraten durante alguna emergencia declarada por el Presidente de la República en los términos del artículo 29”. ¿Cuánta de la deuda contratada por el actual gobierno cumple con esta condición, destinarse a proyectos productivos?

La venta de activos, como medio de financiamiento del gasto gubernamental, tiene el inconveniente de que no es una fuente recurrente de ingresos, mismos que, obtenidos por la venta de activos, se obtienen una sola vez.

La producción de dinero (impresión de billetes y acuñación de monedas), debe ser, como lo es en México gracias a la autonomía del Banco de México, una fuente prohibida de financiamiento del gasto gubernamental, porque es una de las causas de la inflación, de la pérdida en el poder adquisitivo de nuestro dinero y, por ello, de nuestro trabajo.

En lo que va de la actual administración la deuda neta total del Sector Público Federal (interna, denominada en pesos, y externa, denominada en alguna divisa, dólares o euros), ha pasado de 10.8 billones de pesos ($10,829,906,600,000) en diciembre de 2018, primer mes de la actual administración, a 13.4 billones ($13,387,928,300,000) en julio pasado, último mes para el que tenemos información, un aumento de 2.6 billones de pesos ($2,558,021,700,000), el 23.62 por ciento. En contra de lo que afirma AMLO, la deuda gubernamental sí ha aumentado.

Para el año entrante, según la Iniciativa de Ley de los Ingresos de la Federación, los ingresos derivados de financiamiento, es decir, de deuda, se proyectan en 1.2 billones de pesos ($1,176,173,800,000). Este año serán, según la Ley de Ingresos de la Federación, 9.2 mil millones ($915,615,200,000). El aumento será de 2.6 mil millones ($260,558,6000,000), el 28.46 por ciento.

Este año la deuda financiará el 12.92 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación. El año entrante el 14.17. Mayor dependencia de la deuda. Mal.