No todo es personal

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

No tomarse las cosas personales es mucho más simple de escribir que de hacer y aunque es difícil, deberíamos intentarlo. Pensaba en esto, en parte, porque en un seminario con colegas de otros países de Latinoamérica, el coordinador dijo que en México estamos locos de formalidad; que cuando él venía a dar clases, la gente en general no lo tuteaba, le decían maestro, lo trataban con excesivo respeto. También pensé que muchos en México nos hemos quejado de lo contrario: qué rudos y groseros pueden ser los argentinos, los españoles, los franceses.

Sirva este inicio como contexto cultural para la siguiente afirmación: el mexicano se ofende con facilidad. Es ceremonioso, formal, en las presentaciones decimos el licenciado, el doctor, el señor, en fin. Tutearse para algunos es una señal de excesiva confianza, quizá hasta de falta de respeto por las jerarquías. Seguramente los historiadores dirían que esto tiene que ver con nuestro pasado imperial prehispánico y luego con la Conquista y el sistema de castas.

Desde mi perspectiva psicodinámica, pienso en varias cosas: alguien con fuertes heridas narcisistas, es decir, una persona que se sintió poco querida, no bienvenida a este mundo por sus padres, maltratada, invisible, incómoda, un estorbo, o rechazada por su forma de ser o por el momento en que llegó a una familia, tendrá esa cicatriz para siempre y probablemente vaya por su vida y hasta la adultez, anhelando la aceptación, buscando desesperadamente la confirmación de sus cualidades, pidiendo reconocimiento en todo momento. Entonces la herida se convierte en una demanda de ser tratada de una forma especial, de no ser jamás excluida. Con este tipo de personas, una tiene que tener mucho cuidado y andar de puntitas. Puede ser agotador para una relación tener que pensar mucho sobre lo que se puede decir, cómo y además en el momento perfecto. Caminar por un campo minado provoca miedo y quizás también tedio.

Regresando a los núcleos narcisistas que hay debajo de esperar un trato especial de todos y en todo momento, me parece que es una de las razones por las que muchas relaciones se rompen. Alguien comete una torpeza, dice u omite algo y la herida narcisista del otro convierte todo en una ofensa personal. No me llamaste, no me avisaste, no me diste las gracias como se debe, en fin, los ejemplos son infinitos. Cada uno tendrá su propia historia si es de esas personas supersentidas (así decimos en México) o teniendo que convivir con alguien que se ofende con facilidad.

La hipersensibilidad es síntoma de una gran fragilidad emocional, que uno esperaría que con los años y la madurez sería cada vez menos. Como una aspiración a tener un consejo de sabios en la mente que nos dice cuándo hablar, cuándo callar, cuándo reclamar, cuando colocarse en el papel secundario.

Sentir que todo se trata de uno invisibiliza lo que los demás enfrentan, en lo que a veces ni siquiera pensamos. Ubicar la agresión en los demás es también una proyección que no nos deja ver nuestras propias agresiones, agresiones pasivas o resentimientos.

Las hijas se quejan con frecuencia de padres y madres narcisistas que siempre se apropian del dolor o de la alegría, con un protagonismo que se vive como desamor, inmadurez, egoísmo y una actitud infantil que no considera a los demás.

Hay gente que casi enloquece si uno no contesta un mensaje de inmediato o que se toma un silencio como abandono. Hay quien jamás perdonará que una amiga haya hecho un comentario que no era para ella, pero que le dolió y en una posición paranoide, se convence de que lo dijo para lastimarla.

No todo es personal y sería bueno aceptar que si una es muy sensible, incapaz de soportar nada que se parezca a un rechazo, tiene mucho trabajo personal por delante, para llegar a vieja, a viejo, siendo alguien más sabio y pacífico, capaz de entender que la vida personal, la autonomía y la libertad de los demás, ocurren al margen de lo que una pueda esperar, querer o necesitar.

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