Arturo Damm Arnal

Del dinero (5/15)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. 
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
 
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El oro y la plata acabaron convirtiéndose en el dinero —satisfactor por excelencia—, porque cumplen bien con las cuatro condiciones que deben darse para que algo se convierta en dinero: (i) que sea valorado por todos, para que sea aceptado por cualquiera; (ii) que sea relativamente escaso, para que no pierda su poder adquisitivo; (iii) que sea fácilmente fraccionable, para poder pagar sin dificultad cualquier precio; (iv) que sea fácilmente transportable, para poder expandir el comercio, con todos los beneficios que ello trae consigo.

Pero el oro y la plata, ya aceptados por los agentes económicos como dinero, presentaban dos problemas: el del peso y el de la pureza, que deben verificarse en cada transacción comercial.

Supongamos que compro un pollo y que su precio es un gramo de plata pura. Le entrego al pollero un trozo de plata que, a ojo de buen cubero, pesa un gramo y se ve de plata pura. Sí, a ojo de buen cubero, ¿pero realmente pesa un gramo y realmente es plata pura? ¿Qué es lo que, por conveniencia, hará el pollero? Verificar, con los medios a su disposición, que realmente sea un gramo (peso) de plata pura (pureza).

Supongamos que el peso lo verifica con una balanza, misma que yo querré verificar para cerciorarme de que está bien balanceada. El que el pollero tenga que verificar el peso del trozo de plata, y el que yo tenga que verificar que la balanza esté bien balanceada, eleva el costo de transacción, que es lo que les cuesta a las partes involucradas en el intercambio, de entrada en términos de tiempo, llevar a cabo el intercambio, existiendo la siguiente relación, conectada con el teorema de Coase: a menores costos de transacción más intercambios, y a más intercambios mayor bienestar. ¿Conclusión? Hay que minimizar, porque nunca van a desaparecer, los costos de transacción, para lo cual había que resolver, ya utilizando el oro y la plata como dinero, el problema del peso y la pureza.

¿Cómo se resolvió? Con la acuñación de monedas con fines dinerarios, acuñación que no fue consecuencia del orden espontáneo, sino del diseño humano: las monedas acuñadas con fines dinerarios se inventaron para resolver el problema del peso y la pureza, lo cual permitió reducir el costo de las transacciones comerciales.

Supongamos que, harto de tener que verificar, en cada intercambio, el peso y la pureza de la plata, invento una moneda, que llamo DAMM, que equivale a un gramo de plata pura, acuño varios miles, y los agentes económicos comienzan a usarlas como dinero, dispuestos a que se les pague con ellas y dispuestos a pagar con ellas, lo cual depende de que confíen de que, efectivamente, un DAMM equivale a un gramo de plata pura. Mientras confíen seguirán usando el DAMM como dinero.

¿Qué condición debe cumplirse para que pueda acuñar monedas de plata con fines dinerarios? Que tenga plata. ¿Por qué habría de acuñarlas? Porque estaría produciendo dinero. ¿Cómo lo pondría en circulación? Pagando con esas monedas, para lo cual, a quienes les compro, deben estar dispuestos a aceptarlas como medio de pago. ¿Qué se necesita para que las acepten? Que estén seguros de que cada DAMM equivale a un gramo de plata pura. ¿Qué garantiza que terminen usándose como dinero, aceptadas por todos como medio de pago? La confianza de que cada DAMM equivale a un gramo de plata pura.

Continuará.