Arturo Damm Arnal

¿A regañadientes?

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hay quienes creen que, por no estar de acuerdo con AMLO, se está a favor de que a la economía le vaya mal, para así tener la oportunidad de decir: “Ya ven, se los dije, AMLO es un peligro para la economía y, por lo tanto, para el bienestar de los mexicanos”.

Tal es el caso de @Al_Ruiiz, Alberto Ruiz Orci, “economista experto en planeación, operación y evaluación de proyectos”, quien el pasado jueves 13 tuiteó lo siguiente: “A regañadientes @ArturoDammArnal acepta que el consumo y la confianza del consumidor mejoran”, refiriéndose a mi columna Pesos y Contrapesos del pasado lunes 10, en la cual analizo, a partir de la compra de bienes y servicios de parte de las familias residentes en el país, el comportamiento del consumo, señalando “que este indicador recuperó, desde diciembre de 2021, el nivel que había alcanzado antes de la recesión del 2020; que en enero pasado alcanzó su máximo histórico; que el pasado abril se ubicó solamente 0.16 por ciento por debajo de ese máximo, siendo el segundo mejor resultado de la historia”, lo cual hice de buena gana, no a regañadientes, es decir, tal y como lo define el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española, “con disgusto o repugnancia de hacer algo”.

En ese mismo Pesos y Contrapesos también escribí lo siguiente: “En abril el índice (de confianza del consumidor) se ubicó en 45.2 unidades. Un mes antes, marzo, en 44.2. Un año antes, abril de 2022, en 44.3”, por lo que el resultado de abril fue mejor que el del mes anterior y que el de un año antes, si bien es cierto que se ubicó, como lo ha hecho desde que se calcula y publica por el INEGI, por debajo de los cincuenta puntos, y por lo tanto en zona de desconfianza, análisis que hice, igual que con el indicador del consumo, no a regañadientes, sino de buena gana.

He releído mi columna y no encuentro una sola palabra, renglón o párrafo del cual pueda concluirse que al analizar y comentar los buenos datos del INEGI, en materia de consumo y confianza del consumidor, lo hice con repugnancia o disgusto, es decir, a regañadientes, lo cual, de haber sido el caso, hubiera ido en contra de la afirmación, que hago cada vez que puedo, de que el fin de la economía es el bienestar de las personas, que depende, en buena medida, de la cantidad, calidad y variedad de los satisfactores de los que disponen para su consumo, la mayoría de los cuales hay que comprar, por lo que ese consumo depende del empleo, el ingreso y el poder adquisitivo del dinero, con relación al cual es una buena noticia, que reconozco con gusto y agrado, que entre enero y junio la inflación haya pasado de 7.91 a 5.06 por ciento, reducción de 2.85 puntos porcentuales, equivalente al 36.03 por ciento, lo cual no quiere decir que los precios hayan bajado sino que aumentaron menos, apuntando en la dirección correcta, tal y como lo escribí en los Pesos y Contrapesos del 12 junio, texto en el cual tampoco encuentro un párrafo, renglón o palabra que autorice a asegurar que lo reconozco a regañadientes.

¿Qué le respondí a @Al_Ruiiz, Alberto Ruiz Orci, “economista experto en planeación, operación y evaluación de proyectos”? Esto: “¿A regañadientes? Lo que es querer buscarle tres pies al gato. Al contrario, ¡qué bueno que el consumo ha mejorado!” y, ya de paso, qué bueno que la inflación vaya a la baja.