Sí, pero...

PESOS Y CONTRAPESOS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La Inversión Extranjera Directa, IED, está compuesta por los capitales que, originados en otros países, se invierten en México para producir bienes y servicios, y por lo tanto contribuir en el crecimiento de la economía, que se mide por el comportamiento de dicha producción; para crear empleos y generar ingresos, y por ello contribuir al bienestar, que depende, en buena medida, de los empleos y los ingresos.

Hay quienes todavía recelan de la IED, precisamente por ser extranjera, pero, si esos capitales se invierten en México para producir bienes y servicios para los mexicanos, para crear empleos y generar ingresos para los mexicanos, para pagar impuestos en México, para exportar desde México y generar divisas para México, ¿no deben considerarse capitales mexicanos? Lo que menos importa es dónde se generan los capitales. Lo que más importa es dónde se invierten. Que un país atraiga IED es prueba de que se trata de uno seguro y confiable, lo cual es una ventaja.

Según información proporcionada por la Secretaría de Economía, al tercer trimestre del año pasado la IED fue 25,272 millones de dólares, y un año después, al tercer trimestre de este 2023, sumó 32,926 millones, un máximo histórico para un tercer trimestre, 7,654 millones más, equivalentes al 30.28 por ciento más, lo cual es una buena noticia, por todo lo que la IED trae consigo. Sí, pero…

La IED se divide en tres grupos: (i) reinversión de utilidades, que son las ganancias generadas en México que no se repatriaron al país de origen del capital invertido en México; (ii) cuentas entre compañías, que son préstamos y pagos entre compañías del mismo grupo corporativo; (iii) nuevas inversiones, que son, como su nombre lo indica, los capitales extranjeros que vienen a sumarse a los que ya están invertidos directamente en México.

De los 32.9 millones de dólares de IED 24.9, el 75.68 por ciento, fueron reinversión de utilidades. 5.2 millones, el 15.81 por ciento, fueron cuentas entre compañías. 2.8 millones, el 8.51 por ciento, fueron nuevas inversiones.

De los tres grupos en los que se divide la IED, cuál es el más importante para responder a la pregunta ¿cómo vamos en la materia? El tercero, el de nuevas inversiones, que al tercer trimestre representaron solamente el 8.51 por ciento del total. Hace un año, al tercer trimestre de 2022, representaron el 45.20.

El que de un año para otro la participación de las nuevas inversiones, en el total de la IED, haya caído de 45.20 a 8.51 por ciento, debe llevarnos a la pregunta qué tan segura y confiable es la economía mexicana de hoy comparada con la de hace un año. La respuesta, por el comportamiento de las nuevas inversiones, es no lo suficiente, pese a las oportunidades que trae consigo el nearshoring (relacionado con la cercanía de los centros de producción en México con los mercados de Estados Unidos) que, tal vez sin el friendleyshoring (relacionado con la postura del gobierno frente a la empresa privada, que debe ser amigable), y el secureshoring (relacionado con el marco jurídico de la economía, que debe ser justo), resulta insuficiente para atraer nuevas inversiones extranjeras directas, más allá de la reinversión de utilidades y de las cuentas entre compañías.

Todo un reto el que tenemos en materia de IED.

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