Los partidos de los caciques

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Son decenas los partidos políticos locales que tienen registro en varios estados del país que, paradójicamente, suelen crearse en los estados donde hay mayores carencias.

Partidos políticos que han surgido como fuerzas locales y que muchas veces son creados por los caciques que han visto un negocio enorme en la política. La mayoría ni siquiera representan a la ciudadanía, sino que trabajan para mantener un coto de poder que les permite conservar espacios y obtener recursos del erario estatal.

Permanecen por uno, dos o tres años y, lejos de aportar, lo único que generan es un beneficio para los líderes de esos partidos pequeños, que son los que obtienen millones de pesos en recursos públicos que, en realidad, podrían ser destinados a otros rubros.

En estados donde la pobreza y desigualdad son altísimas es donde estos partidos locales son manejados por caciques de pequeñas comunidades.

Los caciques son una fuerza de poder que utilizan sus partidos para intercambios informales, el llamado clientelismo, y son respaldados e impulsados por actores políticos y gubernamentales en distintos niveles.

Incluso, su estilo de conducción política, el caciquil, es copiado en la actualidad en muchas ocasiones por presidentes municipales y gobernadores.

Una parte importante de estos partidos han surgido de lo que eran las bases del PRI y del PRD, pero para los dirigentes es mucho más sencillo y redituable recibir los recursos de manera directa. Con esta división, lo que se pierde es que partidos como el PRD, que en su momento fueron muy competitivos y aportaron a la democracia de este país, se reduzcan tanto que incluso, como hemos visto en estas elecciones con el sol azteca, terminan perdiendo hasta el registro.

Estas organizaciones ciudadanas que logran obtener su registro ante los institutos electorales estatales tienen derecho a participar en los comicios locales de la entidad, ya sea gubernatura, diputaciones locales y ayuntamientos.

Según los lineamientos, para obtener el registro como partido político local la organización civil debe contar con militantes en cuando menos dos terceras partes de los municipios de la entidad, quienes deberán contar con credencial para votar en dichos municipios o demarcaciones; bajo ninguna circunstancia, el número total de sus militantes en la entidad podrá ser inferior al 0.26 por ciento del padrón electoral que haya sido utilizado en la elección local ordinaria inmediata anterior a la presentación de la solicitud de que se trate.

Además, los partidos locales deben obtener una gran votación que supere el 3%, para subsistir su registro y continuar sus actividades político-electorales, si no superan dicho porcentaje, son liquidados por los institutos electorales de cada estado.

Hay demasiados casos como en los municipios de Chimalhuacán y Tecámac, donde ha disminuido su poder como resultado de sus recientes derrotas electorales, lo que no significa un declive definitivo de esta figura.

A principios del año 2000, la agrupación Antorcha Campesina se fortaleció como un brazo político del PRI, y de la mano de su líder, Román Bojórquez, obtuvo la presidencia municipal de Chimalhuacán para tres periodos 2000-2003, 2009-2012 y 2019-2021. También fue diputado federal por el PRI en dos ocasiones: 2003-2006 y 2012-2015.

¿Son necesarios?

Asamblea para la conformación de un partido político local en Sonora.
Asamblea para la conformación de un partido político local en Sonora.Foto: Especial

Su cacicazgo cayó en las elecciones locales de 2021, al ser derrotado por la coalición opositora integrada por Morena, Partido del Trabajo y Nueva Alianza. En ese año, por primera vez un partido distinto al PRI gobernó Chimalhuacán y por primera vez en dos décadas el municipio no estuvo en manos de un líder emanado de Antorcha Campesina.

En la actualidad ya no existen esos “grandes caciques” de antaño que surgieron después de la Revolución Mexicana, figuras que no sólo abarcaban un municipio, sino toda una región o estado. Hoy su poder está reducido a municipios, comunidades o poblados y buscan fortalecerse con recursos electorales.

Es verdad, en un país democratico, sobre todo después una victoria tan contundente como ha tenido Morena, se requiere una oposición más firme, partidos más estructurados. Mientras haya decenas de partidos políticos que esten ahí sólo para recibir financiamiento para sus líderes, el voto se pulveriza.

Reducir los gastos de las campañas y reducir las prerrogativas de los partidos es una de las propuestas que ha dicho que presentará el senador Félix Salgado Macedonio, una vez que se instaure la nueva legislatura en el Senado de la República. Y muy probablemente tendrá amplio apoyo porque, sin duda, existen expresiones locales legítimas, pero cada vez son más las que representan sólo a personajes locales deslegitimados.