Bibiana Belsasso

El Presidente y la crisis de Morena

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
Bibiana Belsasso
Por:

Tuvo que haber una intervención del más alto nivel para tratar de calmar, aunque sea un poco, las fuerzas desatadas por el empate en las encuestas organizadas por el INE para decidir quién será el próximo presidente de Morena.

Sobre todo Porfirio Muñoz Ledo volvió a demostrar que, más allá de los acuerdos que lo han llevado a la candidatura para encabezar el partido, es una fuerza incontrolable y cuya mira no está en la coyuntura, sino, a su edad, 87 años, en el juicio de la historia. Y lo que quiere, y quién sabe si en el futuro eso jugará en su contra o no, es ser recordado como el hombre que presidió el PRI, el PRD y Morena.

Lo cierto es que la crisis interna y el daño que se han hecho las diferentes corrientes es incontrolable. Y probablemente es mayor para Mario Delgado y las fuerzas que representa, porque en el caso de Porfirio lo único que tiene que perder es lo que lo mueve, el juicio de la historia.

Desde que comenzó, hace ya casi dos años, con el inicio del sexenio, la crisis de Morena dijimos que no iba a terminar bien. Morena es una fuerza creada a imagen y semejanza de López Obrador cuando éste se vio prácticamente fuera del PRD después de la campaña electoral de 2012. Para alcanzar el registro y volver a presentarse en 2018, López Obrador recurrió a personas de todos las corrientes y sectores, en una organización que aún hoy, dos años después de haber llegado al poder, sigue sin tener dirigencia en más de la mitad de los estados del país. Nunca ha llegado a ser un partido; es un movimiento y además muy inmaduro, que ha alcanzado cotas de poder que no son acordes con su verdadero nivel de organización y enzarzado en una lucha interna tan virulenta, tan dura, con posiciones tan antagónicas en donde incluso lo que parece ser la única razón de ser del movimiento reconvertido en partido, la convergencia en torno a López Obrador, está por momentos siendo ignorada.

El Presidente ha dicho que no se quiere involucrar en el proceso interno de su partido, pero ya lo había hecho. Primero, ante la imposibilidad de realizar una elección interna para el cambio de la dirigencia, había propuesto que la misma se eligiera con base en una encuesta, lo que finalmente fue ratificado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, luego de que fracasaron todas las otras alternativas para realizar una elección. Nunca las distintas partes se pusieron de acuerdo e incluso algunas de ellas, como la expresidenta del partido, Yeidckol Polevnsky, que quedó tercera en la encuesta, está demandada penalmente por fraude con los recursos del partido por una cantidad millonaria. La idea de reconstruir el partido a partir de la encuesta está ya prácticamente abandonada. Nadie tiene idea cómo funcionarán las cosas después de la tercera encuesta que realizará el INE la próxima semana. El Presidente, dicen sus cercanos, fue ignorado en este proceso.

Viene la elección interna más grande de la historia y en Morena no se sabe cuántos militantes y afiliados hay, quiénes son; están en disputa las dirigencias estatales y distritales, nadie sabe con exactitud cómo se elegirán los candidatos, los órganos internos se disputan su propia representatividad y a todo esto hay en juego nada menos que mil 760 millones de pesos, que son la prerrogativas que recibirá este año Morena del INE, una cifra que por lo menos se duplicará para el año próximo con las elecciones intermedias y de 15 gubernaturas.

En disputa

Los diputados Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo se mantienen en confrontación, luego de que la encuesta por la dirigencia dictara un empate técnico entre ambos.
Los diputados Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo se mantienen en confrontación, luego de que la encuesta por la dirigencia dictara un empate técnico entre ambos.Foto: Cuartoscuro

La disputa es por la dirección, porque eso da acceso al dinero y a la designación de los candidatos a puestos de elección popular, en una elección que determinará, en muy buena medida, el futuro del gobierno y del país. Morena no puede darse el lujo de llegar a esos comicios dividida, sobre todo, en lo local.

El Presidente López Obrador, por supuesto que finalmente tendrá el voto de calidad para las principales candidaturas, que se decidirán, dicen en el círculo cercano al mandatario, rigurosamente por las posibilidades y la popularidad de los precandidatos en cada estado. Pero estamos hablando, también, de centenares de candidaturas de nivel medio y bajo que tendrán que ser decididas por el propio partido. Por otra parte, si bien existirán alianzas con el PT y el Verde, el escenario será más complejo que en 2018, porque existen diferencias claras entre los grupos dirigentes (un ejemplo es la insistencia del PT en lanzar en Sonora a Ana Gabriela Guevara en contra de la candidatura de Alfonso Durazo, de Morena) además de partidos como el PES, que ha resucitado con nuevo registro, pero estará obligado a ir solo en los comicios federales.

El Presidente es mucho más que Morena, pero Morena es el instrumento que el Presidente necesita para consolidar su proyecto en 2021. Salvo que esté convencido de que su presencia en campaña puede eclipsar los graves problemas que sufre su partido.