Carlos Olivares Baró

A punta de palabras: Raúl Ortega Alfonso

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Raúl Ortega Alfonso (La Habana, Cuba, 1960), poeta y narrador radicado en México desde 1995 con residencia actual en Playa del Carmen, escribe obsesivamente y sin pausa con un furor donde “la memoria se empeña en triturar el corazón / como si fuera un hormiguero que desmenuza a la presa que todavía trata de fugarse”. He visto a Raúl lamiendo la incertidumbre en medio de la noche y también he venteado las jubilosas misericordias del desconsuelo de sus enseres más íntimos. Regresó de “la penúltima vuelta de la tierra” descarriado con una “vagina encabritada” como insignia.

“Raúl Ortega ha visto el cuerpo femenino como un templo y no como un performance, a quien la realidad lo obsesiona, y por eso incorpora su pérdida, la reitera para agotarla definitivamente, la funda en la ausencia, porque él sabe que no se escribe porque se está en un sitio, sino porque ya no existe un sitio posible donde escribir”, asiente la poeta Elena Tamargo. Sí, Raúl proclama que Las mujeres fabrican a los locos: ellas trasplantan los vellos de su pubis al bigote crespo de los varones. “A ellas les debemos / la humedad más perfecta derretida en la cara / las únicas vacaciones tranquilas que se pueden pasar en esta / época / nueve meses en el hotel más confortable”.

Aquí estoy, mientras escucho a John Coltrane en fraseos de fugas armónicas en los sigilos de esta tarde inicial de septiembre, releyendo una vez más A punta de palabras (Efory Atocha Ediciones, 2015), antología poética de Raúl Ortega Alfonso que reúne estrofas de los cuadernos Las mujeres fabrican a los locos (La Habana, 1987-1990), Acta común de nacimiento (La Habana, 1992-1995), La memoria de queso (México, 1997-2005), Sin grasa y con arena (Miami Beach, 2005-2010), El caballo no tiene zapato (Playa del Carmen, 2010-2013): sumario delirante: tatuajes de improntas sufragadas en la punición de la orfandad. “Soy hijo de la pesadilla, de la incredulidad y de la gran estafa en la que casi todo el mundo aún sigue creyendo y defendiendo como si la vergüenza fuera un dinosaurio sentadito en un parque leyendo un periódico”.

Discurso que se asoma a las claraboyas del aforismo en una suerte de resoplo iracundo y tierno, instigador y compasivo, en diálogo con William Carlos Williams, Pound, José Zacarías Tallet, Virgilio Piñera, Fayad Jamís, Raúl Rivero, Juan Gelman, Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Oliverio Girondo y Cioran. Raúl sabe por Lezama Lima que “la poesía será siempre amor absoluto o definitivo rencor”.

Coplas, siempre irreverentes y provocativas, inundadas de ironía, que se alimentan de estos versos de e. e. Cummings, exergo de Las mujeres fabrican a los locos: “Mientras tú y yo tengamos labios y voces / que sean para besar y para cantar / a quién le importa si algún tuerto hijo de puta / inventa un instrumento para medir la primavera”.

Subrayados míos: “Adoro las que habitan los prostíbulos / algún día me iré a vivir con ellas / les fregaré los platos para que puedan menstruar plácidamente” * “Veo a una mujer usando de aretes los testículos del hombre que le mataron en la guerra” * “La envidia es el eterno cáncer de quien se encuentra solo” * “Un poeta es aquel que envidia un buen verso o la mujer del amigo / Un poeta es aquel que se alegra de la muerte del otro y lo escribe”.

A punta de palabras
A punta de palabras
A punta de palabras
  • Autor: Raúl Ortega Alfonso
  • Género: Poesía
  • Editorial: Efory Atocha