Carlos Urdiales

Memorias de un corrupto o el calvario de Lozoya, instrumentalizado forever

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales
Por:

Tan fifí y tan sumiso, tan brillante y tan tarugo; el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, sentará precedente en la justicia a la 4T si, con su denuncia de hechos contra los villanos favoritos del Presidente López Obrador, se beneficia con el criterio de oportunidad. Moraleja: “robemos, embarremos y disfrutemos”.

 La anarquía justiciera hizo realidad los deseos de AMLO. Máxima publicidad a la inmundicia (de todos) ¡fuera máscaras! Balconeadas las presuntas pillerías de Peña, Videgaray, Salinas, Calderón, Anaya, Cordero, Meade, Penchyna, Domínguez, García Cabeza de Vaca, Vega Casillas, los muertos, los vivos y también los buenos.

A la FGR toca recoger varas en esta orgía pirotécnica. La difusión de la denuncia de hechos corrompe el debido proceso y viola el principio de presunción de inocencia de los imputados.

En 60 cuartillas (algunas repetidas otras sin firma) Lozoya, sibarita peñista, hila recuerdos y describe su calvario a manos de Peña y Videgaray quienes saqueaban como respiraban, del cabildero panista Carlos Salinas, de los rapaces legisladores que lo ordeñaban cual ducto de Pemex en Hidalgo o Puebla.

Lozoya entregó, dice, millones a todos los que Pinky y Cerebro le ordenaban. Y él, aristócrata tecnócrata hijo de exsecretario salinista, formado y versado en altas esferas financieras y empresariales, nada pudo hacer; sin margen de maniobra ni dignidad, Lozoya la hizo de mandadero entre Odebrecht y la banda.

Un chalán que a costa de Pemex logró que Alonso Ancira cobrara y repartiera entre los de sin llenadera; testigo silente de regalazos al Presidente Peña destinados a la egoteca que Juan Armando Hinojosa, el dueño de HIGA, el Infonavit privado de Peña y Videgaray, le construyó a su mexiquense compadre hoy autoexiliado en España.

Emilio Lozoya tomó apenas unos millones de dólares y los depositó en Suiza, en cuentas con las que manejaba otros business y empinó a su hermana haciéndola beneficiaria de su cachito del botín. Total, el director de la empresa más importante de este país y una de las principales petroleras del mundo, fue un pelele de finas formas, carente de ética, sentido común y dignidad. Tan distinto que se creía.

Pero la comedia llamada Lozoya, instrumentalizado ayer, instrumentalizado hoy; abre paso a un drama mayor no tan entretenido. De sus acusaciones nada podrá probarse, sus memorias sirven de nada, su palabra vale lo mismo.

En agosto de 2017, al conocerse los testimonios del juicio contra Marcelo Odebrecht en Brasil que involucraban directamente a Lozoya Austin, él juró; “Niego categóricamente las imputaciones y la información que hace referencia a supuestos actos de solicitud y/o recepción de sobornos directa o indirectamente por mi parte a la empresa Odebrecht o a sus funcionarios”.

“La información contenida en las notas carece de prueba documental alguna, y relata una historia absolutamente falsa, dolosa e inexistente de principio a fin sobre supuestos hechos en los que participé… Suponiendo que hubiese alegatos en mi contra por parte de los delincuentes confesos, habría que, por lo menos, mencionar; estas personas pueden decir cualquier cosa a cambio de reducciones de condenas (sic)… Jamás he participado en actos de corrupción (sic)”. O sea, mentiroso consuetudinario, un mitómano.

Sobre esta joyita la 4T pretende fundar el México ético que dice basta de tanta pinche transa (AMLO dixit). Lozoya es el faro que muestra la inmundicia de la que venimos y de la que no salimos.

Abiertas las hostilidades, las benditas redes reciclan un audio de 2015 entre Ricardo Monreal y Manuel Velasco, jefe delegacional electo el primero y gobernador el segundo, que retrata a los “amigos” en la plenitud del poder arreglando la detención de colaboradoras del zacatecano llenas de efectivo por debajo de la mesa. Se recicla porque vale y viene al caso.

Y el portal Latinus.com desveló videos que muestran al caído David León Romero (abrazo a David), brillante funcionario 4T, entregando dinero entre 2013 y 2015 a Pío López Obrador.

Fuera máscaras, bienvenidos a la fábrica de salchichas que es la política mexicana, la buena, la mala y la peor. Tanta inmundicia atenta contra la vida en democracia y favorece al maniqueísmo manipulador. Ganará el que tenga más saliva y menos pinole.