David E. León Romero

Acierto en Palenque

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
David E. León Romero
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Ante la situación por la que atraviesa el fenómeno migratorio en nuestro continente, y específicamente en nuestra región, la iniciativa del Presidente Andrés Manuel López Obrador, de convocar a mandatarios de la región a reunirse en Palenque para evaluar opciones y tomar decisiones en torno a éste, llega puntual y debe considerarse un acierto.

Algunos críticos han intentado desacreditar el encuentro centrando la discusión en el cariz político de los líderes de los países convocados; sin embargo, la problemática vigente obliga a dejar de lado cualquier asunto de esta índole, para centrarse en la resolución del diagnóstico y la búsqueda de opciones para, como dice el Presidente mexicano, atender las causas.

Al Encuentro de Palenque asisten líderes de 11 países de la región, teniendo como lema del mismo y misión, “Una vecindad fraterna y con bienestar”. Es importante recordar que éste no es ni el primero ni el único esfuerzo que el Gobierno de México emprende para ir a la raíz de los factores que provocan la migración.

De esta forma, mandatarios de Belice, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Panamá y Venezuela dialogarán y —seguramente— encontrarán puntos de acuerdo que impulsarán en pro de la solución. Y sólo con la participación de los países emisores y receptores de personas será posible articular estrategias medianamente eficientes.

No podemos dejar de lado el enorme riesgo que corren los migrantes en su tránsito desde los países de origen y hasta Estados Unidos, usualmente país objetivo de la inmensa mayoría de ellos. En la búsqueda de una migración regular, ordenada y segura, todos los actores involucrados deben privilegiar la seguridad y el bienestar de los migrantes, teniendo presentes la infinidad de riesgos que la ruta implica. Aunado a ello, los países deben privilegiar dentro del diálogo, medidas para evitar que las propias instituciones gubernamentales se vean involucradas en ejercicios de extorsión, engaño y diversas formas de amenaza para los migrantes.

Sobrediagnosticado se encuentra el fenómeno migratorio y para su atención existen un sinfín de programas, planes y políticas públicas que lucen desarticuladas. Es justo éste el acierto de la iniciativa del Gobierno mexicano. Sabemos que migramos en la búsqueda de prosperidad y bienestar; sin embargo, hoy por hoy ha sido la violencia uno de los elementos que ha obligado a millones de familias a dejar sus comunidades.

Ante tan complejo cuadro, será necesario detonar crecimiento económico en la región que permita la oferta de oportunidades en los países emisores de migrantes, fortalecer el combate a la inseguridad y la violencia en la región, además de procurar una migración segura, buscando así que quien migre lo haga en la búsqueda de la construcción de sus sueños y no huyendo del peligro, además de hacerlo libre de riesgo en ese tránsito hacia el país objetivo.

No podemos olvidar el gran legado que los migrantes dejan en los países que les abren las puertas. Gente buena y trabajadora que se une a la construcción de naciones aportando talento, esfuerzo y creatividad.