Gabriel Morales Sod

Lo que queda de la izquierda israelí

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Este año se cumplen veinte años de la victoria electoral de Isaac Rabin, líder del Partido Laborista israelí, y Premio Nobel de la Paz, quien firmara la paz entre Israel y Jordania e iniciara los Acuerdos de Oslo —base para la paz entre Israel y Palestina, que nunca llegó—.

Desde el asesinato de Rabin en 1995 a manos de un terrorista judío, la izquierda israelí, y con ella el proceso de paz, se hundió en una profunda crisis; hoy, a dos décadas del triunfo de Rabin, los dos partidos que lideraron la coalición por la paz, el Partido Laborista y Meretz, se encuentran al borde de la extinción. En 1992, ambos partidos, escisiones de los partidos fundadores del Estado judío, recibieron casi el 50 por ciento de la votación; en estos momentos las encuestas les auguran alrededor del ocho por ciento del voto y, aún más alarmante, ambos partidos se encuentran cerca del umbral electoral (es decir, de porcentaje mínimo para entrar en el Parlamento) y cualquier error de cálculo podría significar su salida del sistema político israelí.

El vuelco de la sociedad israelí hacia la derecha desde el asesinato de Rabin es un fenómeno notable. La ola de ataques del grupo terrorista Hamas en la década de 1990, que dejó decenas de civiles muertos, afectó profundamente a la opinión pública. Benjamin Netanyahu, quien llegara al poder por primera vez después de la muerte de Rabin, supo motivar el odio y el resentimiento de la sociedad israelí y se dedicó, en sus quince años en el poder, a etiquetar a la izquierda de traidora y a debilitar el ala moderada del liderazgo palestino, convirtiendo la palabra paz en tabú. La izquierda, por su parte, nunca se recuperó de la muerte de su líder histórico, con excepción de un corto periodo en el año 2000 cuando Israel, liderado por el Partido Laborista, decidió unilateralmente retirarse de Líbano. El error más grande del liderazgo de izquierda, en los últimos años, fue tratar de disfrazarse de centro o centroderecha para tratar de atraer votantes y derrotar a Netanyahu. Por un lado, esta estrategia ha sido poco efectiva para conseguir el apoyo popular. Por el otro, la centrificación de la izquierda no hizo sino convertir al proceso de paz, que por muchos años estuvo en el consenso israelí, en una especie de política extrema, fortaleciendo aún más a Netanyahu.

A dos décadas de la elección de Rabin, y a pesar de que la maquinaria de la derecha, que ha tratado por todos los medios de convencer al público israelí que la paz es imposible, más de la mitad de los israelíes aún creen que la creación de dos estados es la única solución viable al conflicto. Sin embargo, mientras los partidos políticos dieron un giro hacia la derecha, grandes sectores de la sociedad israelí aún creen en el camino de Rabin.