Guillermo Hurtado

¿Es bueno perdonar? (a propósito de la Guía Ética)

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado
Guillermo Hurtado
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La palabra “bueno” tiene una ambigüedad que ha sido largamente examinada por los filósofos. Podemos distinguir un sentido moral de un sentido extra-moral del adjetivo. Cuando decimos que algo es bueno en el primer sentido, le atribuimos un valor moral, a saber, la bondad. En el segundo sentido, afirmamos que algo es bueno cuando es apropiado para un fin deseado, es decir, que es bueno para esto o aquello. Por ejemplo, cuando decimos que es bueno adelgazar, no hacemos un juicio moral. Adelgazar es bueno para la salud, pero no es un régimen moral. Los delgados no son moralmente superiores a los gordos.

¿Por qué hemos de perdonar a quien nos causa un daño, como sostiene la Guía Ética difundida por el Gobierno? Una respuesta sencilla, que ha sido sugerida —aunque no desarrollada— por los autores del documento, es que perdonar nos libera del odio, de la mala vibra y que eso es bueno para vivir con más tranquilidad, con menos preocupaciones, con una actitud más sana, más positiva.

El razonamiento anterior es semejante a la recomendación de bajar de peso. Los manuales de autoayuda nos enseñan que perdonar nos exime de muchos problemas y angustias, mas no es evidente que ese consejo sea un imperativo moral. Se puede o no estar de acuerdo con que perdonar es bueno para la salud física y emocional, pero que sea, además, un acto moralmente bueno es harina de otro costal.

Kant afirmaba que el bien es un fin en sí mismo, no un medio para otro fin. Quien da limosna para que la gente lo admire no realiza un acto bueno —aunque la limosna beneficie a alguien— sino un acto egoísta. De la misma manera, Kant diría que quien perdona para vivir tranquilo, no actúa moralmente, porque el motivo de su acción es mejorar su bienestar físico y emocional.

Dentro de la tradición cristiana, perdonar es un mandamiento, no un medio para un fin. Aunque todos los cristianos quieren ir al cielo y esa aspiración no es moralmente incorrecta, el perdón no se debe conceder sólo por ese motivo, es decir, sólo para “quedar bien con Dios”. El cristiano obedece por amor un mandamiento y debe hacerlo aunque le cueste, aunque perdonar le retuerza las tripas.

Dicho lo anterior, hay una manera de reinterpretar la Guía Ética para que el perdón se tome como un acto moral genuino.

El eudemonismo es la doctrina filosófica que identifica el bien individual con aquello que nos lleva a la felicidad personal, y el bien común con aquello que nos lleva a la felicidad colectiva. Esta doctrina fue esgrimida, en diferentes versiones, por Aristóteles, los epicureístas, y posteriormente, por una larga cadena de filósofos de mucha prosapia, como los utilitaristas británicos. Según ellos, la felicidad es el fin último de nuestra existencia, el mayor bien. Si el perdón nos acerca a la felicidad, entonces no sólo es conveniente, sino moralmente bueno.

De acuerdo con esta lectura de la Guía Ética, el perdón es un imperativo moral precisamente porque nos libera del odio y nos permite vivir con plenitud. Lo que se sostiene en otros capítulos de la Guía parecería apoyar esta interpretación eudemonista. En el capítulo dos, declara que nada es más valioso que la vida y que, por lo mismo, no debe desperdiciarse en pequeñeces; y, en el capítulo doce, afirma que debemos gozar la vida sin más limitación que la de no dañar a nadie. López Obrador ha hecho antes declaraciones sobre la felicidad que coincidirían con esta lectura de la moral de la 4T.

Hay dos versiones del eudemonismo. El eudemonismo religioso sostiene que Dios nos creó para que fuéramos felices. Por eso mismo, ser feliz es cumplir con su voluntad. El eudemonismo agnóstico no incorpora la premisa anterior. La felicidad se considera como el mayor de los bienes de manera independiente de una divinidad. En la Guía Ética no se menciona en ningún momento a Dios, aunque se plantea la libertad de credos.

Ahora pregunto: ¿cuáles son las razones de la Guía Ética del lopezobradorismo para prescribir que perdonemos a quien nos causó un daño? ¿Son razones genuinamente morales? ¿Acaso su filosofía es una especie de eudemonismo agnóstico? ¿O acaso resulta inútil buscar en la Guía algo remotamente parecido a una filosofía?